Ugur Sahin (55) llegó a Alemania con solo cuatro años. Sus padres emigraron desde Turquía para desempeñarse como «trabajadores invitados” en una fábrica de Ford en Colonia, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Ugur estudió medicina, se doctoró y en 2008 fundó, junto a unos amigos, la empresa Biontech, de la que es director ejecutivo desde entonces. Su carrera ha sido la de un empresario, sí, pero sobre todo la de un científico, y ha estado llena de grandes logros.
El más reciente de ellos tuvo lugar en 2019, cuando recibió el Premio Alemán contra el Cáncer por el desarrollo de unas vacunas contra esa enfermedad, así como por su trabajo pionero en inmunoterapias individualizadas. Sin embargo, ahora podría estar frente a su mayor triunfo. Uno que podría convertirlo en un héroe para toda la humanidad. Uno que, de hecho, lo tiene ya entre los cien hombres más ricos de Alemania.
Ya en abril de 2020 Biontech empezó a trabajar en una vacuna que detuviera la entonces inminente pandemia. En septiembre, Sahin dijo que tenía grandes esperanzas en el desarrollo de una inmunización altamente eficaz contra el SARS-CoV-2. Se llama BNT162b2. Y ahora la firma presentó oficialmente una solicitud para que se autorice el uso del preparado, tras haber superado con éxito prácticamente todas las fases de investigación. La última, la fase III, está en sus etapas finales. La confianza es tanta que, en paralelo, ya se fabrican millones de dosis para ser puestas a disposición de las autoridades una vez que la aprobación esté sellada.
Proceso acelerado
La Agencia Europa de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) confirmó que está examinando la vacuna por medio de un proceso acelerado de revisión de emergencia, impulsado por los alentadores datos clínicos que entregaron los ensayos clínicos. Biontech, en tanto, ha multiplicado por tres su valor comercial y actualmente la firma, cuyas oficinas centrales están en Mainz, tiene un valor en el mercado de 20 mil millones de dólares, superior al de Lufthansa o el Commerzbank.
El entusiasmo es tanto que el ministro de Salud de Alemania, Jens Spahn, él mismo contagiado con el coronavirus, expresó una repentina confianza en que las vacunas estarán pronto a disposición de la población. «Tendremos una vacuna tan rápido como nunca antes en la historia de la humanidad”, dijo el político, que espera que todo esté listo «a comienzos del próximo año”, según declaró a RTL.
Sahin dijo que Biontech y su socio, la farmacéutica estadounidense Pfizer, espera tener a fines de este año listas 100 millones de dosis, y que presentarán los estudios de forma transparente, explicando con claridad los efectos secundarios que puede tener la vacuna. En paralelo, la firma compró las instalaciones de la suiza Novartis en Marburg (Alemania), para acelerar la producción.
«Velocidad de la luz»
La pregunta que surge es cómo pudo Biontech llegar tan rápido a su meta, y sin tomar atajos. Ugur Sahin lo explicó a Business Insider: «Leí en enero un artículo en la revista The Lancet que hablaba de este virus. Me alarmé, porque deduje que ese brote no se limitaría a China, sino que se convertiría en una pandemia mundial. Eso fue crucial para el desarrollo de nuestro plan maestro”.
Y en ello tuvo un rol central la vacuna contra el cáncer por la que fue premiado en 2019. Con ese estudio tan avanzado, y aplicando la misma tecnología de mRNA o ARN mensajero, una parte importante del camino ya había sido recorrido. Se trató, básicamente, de aplicar conocimientos previos a un desafío nuevo. Dos mil científicos de Biontech y Pfizer están trabajando en el proyecto «Velocidad de la luz” para sacar a la brevedad la vacuna. Sahin explica el nombre: «Se llama así porque no podemos perder tiempo”.
–
Con información de Der Spiegel