Por Eduardo Vázquez Becker.-
Hace un año, el 9 de febrero del 2020, el presidente Nayib Bukele ingresó a la Asamblea Legislativa escoltado por un batallón de soldados y policías, se sentó en la silla del presidente del Congreso e hizo sonar el gong con el cual se anuncia oficialmente la apertura de las sesiones plenarias del órgano Legislativo. En ese momento, único en la historia política del país, el presidente Bukele ejerció la presidencia del poder Ejecutivo y del Legislativo a la vez.
El impensable evento se produjo en el marco de una protesta pública encabezada por el mandatario y llevada hasta pocos metros del Centro Cívico de San Salvador, reclamando al órgano legislativo por la no aprobación de un cuantioso préstamo, que él pretendía administras a su criterio.
Hasta ese momento la situación no pasaba de ser una forma especial aunque no recomendable, con la que el presidente Bukele buscaba «presionar» a los diputados para que aprobasen su solicitud de préstamo.
Seguido por un pírreo millar de personas y uno que otro extremista, Bukele se instaló en una tarima hecha «ad hoc» y desde ahí lanzó un discurso con palabras altisonantes que poco a poco fueron incendiando el ambiente hasta culminar con amenazas de toda clase.
Después de un forcejeo mediante el cual los oficiales de la Fuerza Armada lograron entrar al hemiciclo legislativo, el presidente Bukele, con paso firme, superó la distancia que lo separaba del lugar destinado al presidente del órgano Legislativo, recorrió con la vista el espacio, se cercioró de que las tropas del ejército y lo elementos de la Policía Nacional Civil (PNC), estuviesen en situación de «ocupación», se sentó en el lugar que ocupa el presidente del órgano, oró en silencio a la manera musulmana e hizo sonar el gong, símbolo del poder Legislativo.
Fueron instantes de silencio aterrador por lo que pudiese ocurrir, se podía escuchar la respiración de las personas a la par del presidente, luego se levantó del solio presidencial legislativo y retornó a la Casa Presidencial. Por varios minutos Nayib Bukele había fungido como presidente del poder Ejecutivo y también del poder Legislativo.
Qué pasó, qué ocurrió, qué motivo a Bukele a actuar como lo hizo? Solo Dios lo sabe, el Dios de los cristianos y el de los musulmanes. Lo cierto es que desde entonces la fragilidad de la democracia en El Salvador está más frágil que nunca antes.