El expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter murió el domingo a la edad de 100 años, según informaron medios locales y las principales agencias de prensa internacionales, citando declaraciones de su hijo Chip.
Carter, que se encontraba en su hogar en cuidados paliativos y votó en las pasadas elecciones, había recibido tratamiento por una forma agresiva de cáncer de piel tipo melanoma, con tumores que se habían extendido al hígado y al cerebro.
El exmandatario demócrata (1977-1981) falleció el domingo por la tarde en su casa de Plains, Georgia, después de permanecer casi dos años en cuidados paliativos, según informaron los diarios The Washington Post y Atlanta Journal-Constitution citando a su hijo Chip.
El 28 de noviembre de 2023 había fallecido a los 96 años su esposa Rosalyn, cuyo funeral el expresidente encabezó trasladándose en una silla de ruedas.
Jimmy Carter ocupó un lugar único en la política estadounidense: fue el ex presidente de más edad y Premio Nobel de la Paz, pero su mandato quedó manchado por su incapacidad para poner fin a la crisis de los rehenes en Irán en 1979.
La entrega del Canal de Panamá
El demócrata sureño, que abandonó el 1600 de Pennsylvania Avenue en enero de 1981 tras una aplastante derrota electoral frente a Ronald Reagan, era percibido como ingenuo y débil en el mundo de la política de Washington.
Jimmy Carter negoció los Tratados Torrijos – Carter de 1977, los que transfirieron el Canal construído por los Estados Unidos a Panamá y devolvieron los territorios de la Zona del Canal. Los acuerdos entre Omar Torrijos (el líder panameño) y los Estados Unidos fueron ratificados por el Senado Estadounidense en 1978.
En el tratado existen cláusulas (lo norteamericanos siempre han sido buenos con las letras pequeñitas) donde se permite la intervención de USA en caso de ponerse en riesgo la libre nevegación por el Canal.
El 31 de diciembre de 1999. La bandera de Estados Unidos descendió y la de Panamá subió como único emblema de la Zona del Canal, por primera vez.
La entrega de Nicaragua al Comunismo
El 19 de julio de 1979 columnas guerrilleras del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) entraban en Managua arropadas en la calle por miles y miles de nicaragüenses, mientras el dictador Anastasio Somoza Debayle huía presuroso a Miami. Con él acababa una dinastía familiar que atenazó Nicaragua durante 41 años.
Jimmy Carter y su Administración habían entregado parte del territorio centroamericano al Comunismo Internacional.
Cuando los sandinistas derrocaron a Somoza este ya había perdido la confianza y el apoyo de Washington. Si bien eran años duros de Guerra Fría, el inquilino de la Casa Blanca era el demócrata (Jimmy Carter), simplemente no intervino para defender a su aliado en Nicaragua.
En otro frente, el de la guerra de Irak contra Irán, Washington apoyaba a Saddam Husein contra la naciente revolución islámica del ayatolá Jomeini.
En el otro, el de Afganistán, EE.UU apoyaba con armas, municiones e instructores militares a los miles de milicianos de Osama bin Laden y los señores feudales afganos que luchaban contra las tropas de la URSS. Estas habían acudido en defensa del gobierno del Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) del socialista Hafizulá Amín, aliado de Moscú.
El hecho de que el FSLN compartiera poder con partidos liberales y conservadores representativos de la burguesía nacional nicaragüense y mostrara su voluntad de diálogo con EE.UU, llevó a Carter (1977-1981) a recibir incluso en la Casa Blanca a miembros de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional nicaragüense.
“Carter recibe en octubre de 1979 a Daniel Ortega, Sergio Ramírez y Alfonso Robelo. Y en febrero del año siguiente, dentro de un programa especial de ayuda para Centroamérica y el Caribe, el Congreso de EE.UU aprueba con fuertes condiciones un paquete de 75 millones de dólares para la reconstrucción, el 60 por 100 del cual debía destinarse al sector privado, en tanto que el resto no podría usarse en proyectos donde trabajara personal cubano”.
A pocos años de la derrota de EE.UU en Vietnam y tras la destitución de Richard Nixon por el caso Watergate, la Administración Carter supuso un balón de oxígeno para América Latina. Nada más equivocado.
“En 1997 Carter expresa que ahora estamos libres de ese temor desordenado al comunismo que alguna vez nos hizo abrazar a cualquier dictador que compartiera ese temor”.
Todo cambiaría bruscamente a partir del triunfo del republicano Ronald Reagan en las elecciones presidenciales de noviembre de 1980.
Para Reagan, sólo la debilidad de Carter podía explicar que en Nicaragua hubiera podido volver a triunfar por las armas -como 20 años atrás en Cuba- una fuerza de izquierda, derrocando una tiranía que tantos servicios había prestado durante décadas a Estados Unidos.
Con información de afp, efe, ap, reuters, dpa, adn