La temperatura de los océanos aumenta mucho más velozmente de lo que se creía

by Redacción

La temperatura del agua en los océanos de la Tierra sube mucho más velozmente de lo que se creía, advirtió un nuevo estudio publicado en Science. Las implicaciones del hallazgo son en extremo negativas para el cambio climático, porque casi todo el exceso de calor que absorbe el planeta termina acumulado en el agua.

Los océanos se calientan un 40% más rápido, en promedio, que lo que estimó hace cinco años un panel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Eso, además, ha hecho que año tras año se siguieran rompiendo récords.

«2018 va a ser el año más cálido que se haya registrado para los océanos de la Tierra», dijo a The New York Times Zeke Hausfather, analista de sistemas de energía de la Universidad de California en Berkeley y co-autor del estudio: «Del mismo modo que 2017 fue el año más cálido, y antes 2016 fue el año más cálido…»

El cambio climático es una amenaza pendiente sobre la humanidad contemporánea. (iStock)
El cambio climático es una amenaza pendiente sobre la humanidad contemporánea. 

En el trabajo, How fast are the oceans warming? (¿A qué velocidad se calientan los océanos?), también participaron el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas de los Estados Unidos, la Academia Nacional de Ciencias de China y la Universidad de Santo Tomás en Minnesota.

A medida que aumentó el calentamiento global, los océanos funcionaron como un amortiguador de gran importancia: absorbieron el 93% del calor atrapado por los gases del efecto invernadero en la atmósfera. «El océano nos salva del calentamiento masivo ahora mismo», sintetizó al periódico Malin L. Pinsky, profesor del departamento de Ecología, Evolución y Recursos Naturales de la Universidad de Rutgers.

Pero ha sido a un costo: por ejemplo, la destrucción de ecosistemas marinos enteros, el aumento del nivel de los mares y la mayor capacidad destructiva de los huracanes.

El huracán Florence, de 2018, manifestó un poder masivo que será habitual. (NASA/via REUTERS)
El huracán Florence, de 2018, manifestó un poder masivo que será habitual. 

«Tormentas más poderosas, con más lluvia, como los huracanes Harvey en 2017 y Florence en 2018 se volverán más comunes, y las costas del mundo se inundarán con más frecuencia», explicó el artículo del Times. «Los arrecifes de corales, cuya población de peces son fuentes de alimentos para cientos de millones de personas, sufrirán mayor impacto; ya la quinta parte de todos los corales han muerto en los últimos tres años».

Los científicos dedicados al clima estudian los océanos porque son una manera segura de medir la evolución del efecto invernadero, ya que no sufren la influencia de patrones de corto plazo. «Los océanos son los mejores termómetros que tenemos para los cambios en la Tierra», dijo Hausfather.

Sin embargo, comprender las temperaturas oceánicas ha sido históricamente difícil, por cuestiones de método. El nuevo estudio analizó tres trabajos recientes que resolvían mejor esos inconvenientes y hallaron que los resultados convergían en una mala noticia: el informe de 2014 de la ONU no proyectaba correctamente.

La barrera coralina australiana es uno de los ecosistemas afectados por el cambio climático.
La barrera coralina australiana es uno de los ecosistemas afectados por el cambio climático.

Las aguas más cercanas a la superficie son las que más se han calentado, y lo han hecho a un ritmo acelerado durante las dos últimas décadas. Eso hace que los niveles del mar suban, ya que las aguas cálidas ocupan más espacio que las frías. «De hecho, la mayor parte del aumento observado hasta hoy se debe a este efecto de calentamiento, no al derretimiento de hielos», observó el periódico.

Sin una acción global para reducir las emisiones de carbono, dijeron los autores del ensayo científico, el mero calentamiento podría hacer que los niveles del mar aumenten unos 30 centímetros hacia 2100, y el derretimiento de los hielos agregaría a eso.

Otro de los estudios mostró una corrección a una versión anterior: al perfeccionar el método, los autores llegaron a conclusiones similares a los otros trabajos.

Hausfather destacó que se trató de investigaciones independientes, y que la coincidencia en las conclusiones no tiene que ver con un trabajo conjunto, que no existió, sino con la realidad analizada. «Los grupos que trabajaban en observaciones del calor oceánico no hacen modelos de clima, no les preocupaba si sus observaciones acordaban o no con los modelos de clima».

Pero Hausfather, al analizar toda la información junta, se preocupó. Agregó que, no obstante, los esfuerzos por mitigar el calentamiento global, como el Acuerdo de París, pueden ayudar. «Creo que hay razones para tener confianza en que evitaremos los peores casos», dijo al Times, «aun si no vamos en camino a lograr los resultados que querríamos».

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