Aunque durante gran parte del siglo XX estuvieron enfrentados por la cuestión palestina, desde el tratado de paz en 1994 Israel y Jordania mantienen estrechos lazos sobre todo en materia de seguridad. Sin embargo, las relaciones entre ambos se han tensado en los últimos años por la expansión de los asentamientos judíos en tierras ganadas por la guerra en Cisjordania y la falta de progreso en un proceso de paz que muchos consideran moribundo.
Por eso es tan importante el acuerdo en clave hídrica firmado esta semana entre Jerusalén y Ammán, que significará la construcción de una gran central de energía solar en el reino hachemita para generar electricidad para el autodenominado estado judío, mientras que una planta desalinizadora establecida en Israel enviará agua a Jordania.
El acuerdo ha sido negociado por los Emiratos Árabes Unidos, que han acogido una ceremonia de firma en la Exposición Universal de Dubái que se celebra estos días. En la ceremonia esuvieron presentes, además de representantes de ambos países de Oriente Próximo, el presidente del Emirates Development Bank, Sultan Ahmed Al Jaber, y el enviado de Estados Unidos para el clima, John Kerry, quien también participó en la obtención de histórico pacto.
Y es que, aunque la cooperación en materia de recursos hídricos ha sido un tema central entre Israel y Jordania desde el acuerdo de paz de 1994, pero las relaciones entre los vecinos se han deteriorado en los últimos años. Por eso, este acuerdo, que se suma a los concluidos en julio para aumentar la venta de agua a Jordania desde instalaciones israelíes, marca una importante la mejora de las relaciones con el nuevo gobierno de Israel luego de años de tensos lazos bajo el ex primer ministro Benjamin Netanyahu.
En concreto, el acuerdo verá a Israel comprar energía solar de la instalación con sede en Jordania, que será construida por una empresa emiratí, y Jordania comprará agua del sitio israelí que se construirá a lo largo de la costa mediterránea. “El beneficio de este acuerdo no es solo en forma de electricidad verde o agua desalada, sino también en el fortalecimiento de las relaciones con el vecino que tiene la frontera más larga con Israel”, ha explicado en un comunicado publicado este lunes la ministra de energía del país hebreo, Karine Elharrar.
Trasfondo climático
Eso sí, el pacto tiene un fuerte trasfondo climático. Jordania es uno de los países con mayor escasez de agua del mundo y los expertos dicen que este territorio, hogar de 10 millones de personas, está actualmente lidiando con una de las sequías más severas de su historia. Sin embargo, Israel, que también enfrenta presiones de agua, es líder mundial en desalinización y reutilización de aguas, por lo que sus problemas hídricos son mucho menores. “Oriente Medio está en la primera línea de la crisis climática”, ha asegurado Kerry en Dubái. “Solo trabajando juntos pueden los países de la región estar a la altura del desafío”, ha apuntado.
Por el momento, el primer ministro israelí, Naftali Bennett, que asumió el cargo en junio, ha hecho del fortalecimiento de los lazos con Ammán una prioridad. En julio se reunió en secreto con el rey Abdullah II en el palacio de la corona de la capital jordana, en la primera cumbre entre los líderes de los países en más de tres años. Poco después, los países anunciaron que Israel vendería 50 millones de metros cúbicos de agua al año a Jordania, duplicando lo que ya suministra, y en octubre acordaron aumentar aún más la cantidad.“El cambio climático y la afluencia de refugiados han exacerbado aún más los desafíos hídricos de Jordania, sin embargo, hay muchas oportunidades de cooperación regional para ayudar a aumentar la sostenibilidad en el sector”, ha asegurado el ministro de Agua e Irrigación de Jordania, Mohammad Al-Najjar, en declaraciones a Reuters.