Honduras: Hernández asumió en medio de protestas

by Redacción

Juan Orlando Hernández asumió el fin de semana como primer presidente reelecto de Honduras en medio de una crisis política generada por denuncias de fraude en su continuismo en el poder y manifestaciones opositoras que chocaron con la policía antimotines.

En su discurso, Hernández se comprometió a «iniciar un proceso de reconciliación para unir a la familia hondureña porque existen diferencias políticas, pero tenemos que sentarnos a dialogar abiertamente y sin barreras».

Antes de la ceremonia, efectivos militares y policiales dispersaron con gases a decenas de izquierdistas que intentaban llegar al Estadio Nacional de Tegucigalpa a boicotear la asunción del mandatario. Inconformes, enmascarados y con intención de violentar las calles hondureñas lanzaron piedras con hondas y patearon los cartuchos lacrimógenos para regresarlos hacia las fuerzas de seguridad; varias barricadas fueron incendiadas y el gas inundó las calles.

«Así reprime el dictador a su pueblo», declaró a periodistas el excandidato de la Alianza de Oposición (izquierda), Salvador Nasralla, quien alega haber ganado las elecciones generales del 26 de noviembre pasado. «Seguimos en la lucha por rescatar al país de la dictadura, sin reconocer a Hernández como presidente».

Hernández, abogado de 49 años, es el primer mandatario de Honduras en ser reelegido democráticamente.

La Constitución de 1982 prohibía la reelección presidencial, pero un fallo de la Corte Suprema de Justicia en 2015 contradijo la prohibición.

En los resultados iniciales de la votación de hace un mes, Nasralla perdió ante Hernández, quien ganó los comicios por el 1,53% de los votos.

Tres días después de las elecciones, el gobierno impuso un estado de excepción de una semana para controlar disturbios y manifestaciones violentas de los izquierdistas inconformes a nivel nacional, que dejaron pérdidas superiores a los 100 millones de dólares a la economía hondureña.

«Debemos unir al país porque, como decía Jesús, si una casa está dividida contra sí misma, no puede permanecer… y Honduras está para permanecer y seguir adelante», afirmó Hernández en su discurso.

El mandatario prestó juramento con la mano sobre la Constitución. El presidente del Congreso, Mauricio Oliva, le impuso la banda presidencial durante la ceremonia.

Cuando recorría la pista del estadio acompañado de la primera dama Ana García, Hernández sonría y señalaba con el pulgar hacia arriba a miles de sus simpatizantes en las gradas que agitaban banderas azules con una estrella blanca en medio.

Instó a la oposición a «planificar a largo plazo el desarrollo de la patria (porque) lo que viene sorprenderá a propios y a extraños, y Honduras crecerá de la mano de Dios y todos juntos».

Unas 20 naciones han reconocido a Hernández como presidente, incluso Estados Unidos.

«Eso no sirve para nada porque el pueblo no lo reconoce como tal», aseguró el derrocado expresidente izquierdista Manuel Zelaya, líder de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, que busca el poder “por la fuerza de ser necesario”.

Los detalles de la ceremonia de asunción presidencial fueron mantenidos en secreto hasta la llegada de Hernández al estadio. Las autoridades habían propalado antes rumores de que la ceremonia se efectuaría en un auditorio en el Banco Central y de ahí se transmitiría a grandes pantallas en el estadio.

La Secretaría de Seguridad de Honduras informó que los manifestantes partidarios de Nasralla bloquearon una carretera en la provincia norteña de Colón y atacaron a la policía con piedras y palos. Un agente resultó herido, y cuatro inconformes fueron arrestados.

El gobierno dijo en un comunicado que desconocidos derribaron varias torres de electricidad en el oeste de país, lo que dejaría sin luz la zona durante 48 horas.

En Tegucigalpa, la policía dijo que los manifestantes apedrearon las ventanas de al menos seis restaurantes de comida rápida. Y en Cofradía, al norte de la capital, la policía arrestó a un presunto simpatizante de Nasralla acusado de haber intentado prender fuego a una estación de policía y portar explosivos caseros.

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