EEUU: los demócratas ganaron la segunda banca de Georgia y controlarán el Senado

by Redacción

El candidato demócrata Jon Ossoff se alzó con la victoria en la segunda vuelta de las elecciones de Georgia al Senado de Estados Unidos, por lo que el partido del presidente electo, Joe Biden, tendrá el control de la Cámara Alta.

Según las proyecciones de los grandes medios del país norteamericano, Ossoff derrotó a su rival republicana, Kelly Loeffler, después de que anoche se confirmase la victoria de su correligionario, el pastor Raphael Warnock ante el republicano David Perdue.

Ossoff se había adjudicado la victoria el miércoles por la mañana. Lo hizo antes de que lo hicieran las principales cadenas, que suelen usadas como marcador para considerar que el resutlado es oficial. “Georgia, gracias por la confianza que me han otorgado”, dijo en una breve declaración

La victoria de Warnock sobre Kelly Loeffler fue declarada el martes por la noche. Con ello, la conformación del Senado queda dividida exactamente en 50, pero el desempate es decidido por la vicepresidencia, que quedará en manos de Kamala Harris desde el 20 de enero.

De esta manera, las dos cámaras del Congreso tendrán mayoría demócrata y allanan el camino para que Joe Biden pueda nombrar su gabinete y avanzar en varias de las reformas prometidas en campaña.

El presidente saliente, Donald Trump, había intentado animar a los republicanos a salir en masa a votar, teniendo en cuenta que la participación suele bajar en elecciones legislativas. Sin embargo, envió mensajes conflictivos, al denunciar un presunto fraude del sistema electoral en los comicios presidenciales, lo que restaba credibilidad entre sus simpatizantes.

Buena parte de la victoria fue adjudicada al trabajo de Stacey Abrams, una excongresista negra que trabajó durante una década para movilizar a los votantes de las minorías en este estado conservador, nuevamente marcado por las heridas de la segregación.

Los homenajes llegaron de todos lados el miércoles por la mañana. Y resonaron mucho más allá de la esfera política. “Stacey Abrams es una diosa”, tuiteó la cantante Cher en letras mayúsculas. Ella es “una verdadera superheroína”, agregó el actor Mark Ruffalo. “¿Cuándo le erigiremos una estatua?”, dijo la futbolista estadounidense Megan Rapinoe.

Felicitando a los dos candidatos demócratas por sus “victorias históricas”, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, realizó un fuerte homenaje “a todas las organizaciones de base y voluntarias”. “Fueron ustedes quien lo permitieron”, dijo.

Stacey Abrams. Foto: REUTERS/Elijah NouvelageStacey Abrams. Foto: REUTERS/Elijah Nouvelage

Detrás de estas palabras aparecía en primer plano Stacey Abrams, fundadora en 2019 de la organización FairFight, para permitir elecciones “libres y justas”, luego de impulsar “The New Georgia Project”, que había permitido la inscripción en los padrones electorales de decenas de miles de residentes de Georgia.

Su trabajo de campo para movilizar a los votantes negros y de otras minorías, en alianza con otras organizaciones como “Black Voters Matter” (Los votantes negros importan), tuvo un impacto clave en la estrecha victoria de Joe Biden en Georgia en noviembre. Algo novedoso allí para un candidato demócrata desde 1992.

“Esta es una coalición multirracial, multiétnica e intergeneracional”, dijo recientemente al New York Times.

Graduada en derecho de la prestigiosa Universidad de Yale, la ex abogada fiscal Stacey Abrams, de 47 años, sirvió en la Asamblea legislativa de Georgia durante diez años. Había liderado a la minoría demócrata entre 2011 y 2017, la primera mujer en comandar un grupo parlamentario y la primera afroamericana en encabezar un grupo de representantes en la Cámara Baja de este estado.

Stacey Abrams se postuló para gobernadora de Georgia en 2018, convirtiéndose en la primera mujer negra candidata en Estados Unidos para tal función.

Diez días después de una votación muy disputada, había reconocido que su rival republicano Brian Kemp, que acababa de dejar su puesto como funcionario electoral en Georgia, tomaría las riendas de este estado sureño.

Pero no sin denunciar las restricciones que han dificultado, según ella, el voto de las minorías: horas de colas en los barrios de ciudadanos negros y miles de inscripciones erróneas. Un discurso apasionado que la había impulsado a la escena nacional.

“Debería ser estoica en mi indignación y callar en mi rechazo. Pero el estoicismo es un lujo y el silencio es un arma para quienes quieren silenciar la voz del pueblo”, dijo.

Irónicamente, Donald Trump quedó impresionado por su campaña “hermosa y dura”, que le permitía ver un “futuro político brillante”.

Dos años después, jugó un papel fundamental en la derrota del multimillonario republicano, ayudando a su rival a ganar en Georgia.

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