El número dos en la estructura de poder de Corea del Norte, Hwang Pyong-So, ex jefe del Buró Político General de las Fuerzas Armadas, está desaparecido. Fue asesinado, está preso o acaso terminó ejecutado como el vicejefe Kim Won-hong, removido meses atrás del departamento de Seguridad Pública, son las posibilidades que se barajan en Occidente.
Esas conjeturas se fortalecen ante la ausencia de confirmaciones concluyentes, en línea con las últimas indicaciones de inteligencia de Seúl que el 20 de noviembre había dado cuenta de «inspecciones sorpresivas» de Pyongyang a sus organismos militares clave para corregir «comportamiento incorrecto». Una fórmula usualmente usada para episodios de corrupción o abuso de poder.
Además, fuentes de inteligencia barajan la posibilidad de que su desaparición sea una revancha de Choe Ryong-hae, vicepresidente del Partido de los Trabajadores que habría realizado personalmente el trabajo de «normalización».
Es que Choe habría sido señalado por Hwang Pyong-So hace dos años, en noviembre de 2015, por la mala gestión de una planta hidroeléctrica. En esa época, también circulaba otra versión según la cual su hijo habría sido encontrado en posesión de una telenovela «prohibida» de Corea del Sur.
Choe, por haber fallado los deberes en la educación del hijo y para protegerlo, se habría impuesto el destino en un campo de reeducación. Ahora regresó a la escena en público después de varias semanas de cojear, acaso debido a la tortura que sufrió en su encierro. En resumen, se baraja la peor suerte para Hwang.
Desde su ascenso al poder en diciembre de 2011, Kim ha plasmado ciclos continuos de purgas que incluyen al menos 350 altos funcionarios, incluido su tío Jang Song-thaek, ejecutado en diciembre de 2013 por alta traición.
Con información de ANSA