Si creciste viendo las mismas caricaturas que yo, sabes que cuando le preguntas al mesero qué hace una mosca en tu sopa, se supone que debe entrecerrar los ojos y mirar intensamente, luego encogerse de hombros y decir: «Nadando». Pero, según los científicos, la respuesta más precisa sería: «Nadando, pero también propagando bacterias mucho más desagradables de lo que puedas imaginar».
Un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencias Eberly en Penn State utiliza la secuencia de ADN para estudiar los microbios que se encuentran en los cuerpos, piernas y alas de las moscas y moscardones. Aprendieron que además de ser asquerosos, también son EXTREMADAMENTE asquerosos. Se encontraron más de 350 tipos de bacterias en los cuerpos de las moscas domésticas, incluyendo E. coli y salmonela; mientras que la mosca azul era portadora del Helicobacter pylori, un tipo de bacteria que puede causar úlceras estomacales.
«La gente tenía la noción de que las moscas son portadoras de patógenos, pero no tenía idea de hasta qué punto esto es cierto y la medida en que se transfieren», dijo el doctor Donald Bryant, profesor de Bioquímica y Biología Molecular en Penn State. «Creemos que esto puede mostrar un mecanismo para la transmisión de patógenos que ha sido pasado por alto por los funcionarios de salud pública».
Las 116 moscas y moscardones estudiadas se reunieron de tres continentes diferentes, en entornos urbanos, rurales y naturales. Aprendieron que las alas y las patas de los insectos estaban cubiertas con la «mayor diversidad» de bacterias, algo que quizá recordarás la próxima vez que veas a una mosca poner sus pequeñas y desagradables patas sobre la comida. «Realmente hará que pienses dos veces antes de comer esa ensalada de papas que se queda descubierta en los días de campo», dijo Bryant.
Según una hoja informativa sobre las moscas domésticas preparada por el Departamento de Entomología de Penn State, ya se sabía que las moscas transmitían más de 60 enfermedades a los humanos, como la disentería, el cólera, el ántrax y la tuberculosis. ¿Por qué? Porque son repugnantes. Tanto las moscas domésticas como las moscas azules son especies carroñeras, o sea que sus dietas pueden incluir «materia fecal, restos de heridas y llagas, flemas y […] pescado, huevos o carne echados a perder». (Y vale la pena señalar que las moscas azules portadoras del Helicobacter pylori se encontraron en Brasil; los investigadores creen que se infectaron en los desagües abiertos o inodoros al aire libre).
Entonces, ¿qué puedes hacer para evitar que las moscas toquen tu comida? Bueno, podrías comer en lugares cerrados por siempre. Pero si la idea de hacer un picnic sigue siendo irresistible, Bryant sugiere llevar tu canasta y mantel al bosque en lugar de comer en un parque urbano central. Aunque esta investigación es importante, no debería generar pánico. Es decir, lo más probable es que ya hayas comido algo tocado por una mosca (o en donde haya nadado) y todavía estás bien, ¿no? Todo estará bien.
Publicado originalmente en VICE