El Salvador registró entre enero y agosto pasados una reducción de los homicidios de 36,5 % respecto al mismo período del año pasado, informó el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Mauricio Ramírez Landaverde.
El funcionario señaló durante una entrevista con la televisión estatal que en estos ocho meses fueron asesinadas al menos 2.434 personas, 1.402 menos que las 3.836 muertes violentas computadas en los mismos meses del 2016.
En este lapso, el mes que más muertes violentas registró fue junio con 368, el único que marcó una cifra superior a la registrada en 2016 y que es atribuido a una serie de purgas al interior de la pandilla Mara Salvatrucha (MS13) por el surgimiento de la facción MS503.
Ramírez señaló que de mantenerse esta tendencia el país cerrará el año con unos 60 homicidios por cada 100.000 habitantes, más de 20 puntos abajo de los 81,7 computados en 2016, el segundo año más violento de la historia reciente salvadoreña.
«Son resultados importantísimos, pero todavía falta mucho por hacer; no hemos dicho en ningún momento que hemos alcanzado los resultados que buscamos», apuntó el funcionario, que también señaló la existencia de una baja en la mayoría de delitos.
El Gobierno salvadoreño atribuye el descenso de asesinatos en el país a las medidas «extraordinarias» implementadas en abril de 2016, que implican el recrudecimiento del régimen en las cárceles con pandilleros, la creación de un comando elite rural que da caza a las columnas armadas y el despliegue de más soldados en las calles.
El Salvador es asediado por las pandillas Mara Salvatrucha (MS13), Barrio 18 y otras minoritarias, que poseen más de 600 células en todo el país, y a las cuales el Gobierno atribuye la mayoría de los crímenes.
El país centroamericano es considerado uno de los más violentos del mundo por sus tasas de 103 y 81,7 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2015 y 2016, respectivamente.