Luego de 19 días de una ofensiva del Gobierno de Nayib Bukele contra las pandillas, el presidente reportó la captura a la fecha de más de 11 mil pandilleros, que sumados a los 16 mil que encontró presos su gobierno al llegar al poder, hace ya más de dos años y medio, suman al menos 27 mil delincuentes pandilleros presos, los que de un total calculado por las autoridades de 70 mil pandilleros activos en el país, dejan un saldo de no más de 43 mil delincuentes que aún gozan de libertad.
En casi tres semanas, la captura de más de 11 mil presuntos pandilleros, una cifra enorme en un país de solo 6.5 millones de habitantes, se ha convertido en una esperanza para la población que ha sufrido por tres décadas de extorsiones, abusos y asesinatos indiscriminados de las bandas terroristas llamadas pandillas o «maras».
Los capturados pueden permanecer detenidos 15 días sin que se les formulen cargos, en una medida que fue cuestionada por organizaciones de derechos humanos y por el gobierno estadounidense, pero apoyada por la población salvadoreña en su mayoría.
Bukele, un gran conocedor del manejo de las redes sociales, un experto populista, llena su plataforma con fotos de pandilleros ensangrentados y esposados, y ha criticado a organismos de derechos humanos y entidades internacionales que cuestionan algunas de sus medidas.
“Si no limpiamos a nuestro país de este cáncer ahora, ¿cuándo lo vamos a hacer?”, preguntó Bukele durante una juramentación de nuevos efectivos del Ejército, según un video difundido la semana pasada. “Vamos y los sacamos de donde estamos. Proteste quien proteste. Se enoje o no se enoje la comunidad internacional”.
Bukele compartió el miércoles en su cuenta de Twitter, imágenes de dos presuntos pandilleros cuando fueron arrestados por la Policía Nacional en una zona montañosa de Chalatenango.
“Capturamos a 2 pandilleros que en su intentó por huir de la #GuerraContraPandillas se instalaron en una montaña de San Francisco Morazán, Chalatenango”, precisó Bukele.
El comunicado por redes detalla que a los presuntos pandilleros se les incautó un fusil, dos pistolas, marihuana y varios celulares. Las fotos muestran el material incautado y a los dos sospechosos tras ser detenidos.
En otras imágenes compartidas desde la cuenta del presidente, Bukele llama entre comillas “angelitos” a un grupo de pandilleros arrestados. Al menos, cuatro de los detenidos que aparecen sin camisa en la foto divulgada tienen tatuajes que hacen alusión al grupo “Barrio 18”.
La PNC respondió además a versiones en redes sociales que apuntan a una supuesta captura “injusta” o “equivocada” de un sospechoso identificado como Jonathan Stanley Quintanilla en Atiquizaya, en el departamento de Ahuachapán.
Al sujeto se le vincula con el cobro de extorsiones para la pandilla a la que alegadamente pertenece.
Las autoridades sostienen que oficiales le tomaron fotos a Stanley Quintanilla mientras cobraba por tercera vez la “renta”.
Las pandillas controlan amplios territorios en base a la brutalidad y el miedo. Hicieron que miles de personas emigrasen para salvar sus vidas o las de sus hijos, que son reclutados por la fuerza. Son particularmente fuertes en los barrios y colonias más pobres, donde el Estado no tiene presencia desde hace mucho tiempo. Constituyen un lastre para la economía ya que extorsionan incluso a los más pobres y obligan a cerrar los negocios que no quieren o no pueden pagar.
La ola de violencia de fines de marzo –que se expandió a todo el país e incluyó entre sus víctimas a un empleado municipal, un chofer de taxi y un campesino– exigía una respuesta del gobierno. Bukele apeló a un estado de emergencia que está contemplado por la Constitución.
Pero las fuerzas de Seguridad y el sistema judicial de El Salvador tienen las herramientas legales para investigar y juzgar a los involucrados en las matanzas sin necesidad de suspender los derechos fundamentales, según los detractores del gobierno. Lo que no tienen es la carta blanca que aparecerá el espectáculo mediático de las dos últimas semanas, con Bukele como el salvador de la patria.
El pasado martes, el jefe del sindicato de la Policía Nacional Civil (PNC) dijo que algunos altos oficiales presionaban a los agentes para que presentasen informes falsos con el fin de justificar algunos arrestos y cumplir con ciertas cuotas, incluso en localidades remotas donde no hay pandillas.