«Se puso blanco como un papel». Así reaccionó Ernesto «Che» Guevara cuando le fue informado que había sido emitida la orden para ser ejecutado, según reconstruyó el ex agente de la CIA Félix Rodríguez, quien comandó la captura y muerte del guerrillero, y con quien sostuvo la última conversación.
«Comandante, lo siento, son órdenes del alto mando boliviano», le comunicó Rodríguez a Guevara, de acuerdo con el testimonio del cubano-estadounidense en entrevista con CNN a cincuenta años del hecho. Luego del impacto de la noticia, el argentino respondió: «Es mejor así, yo nunca debí haber caído preso vivo». No obstante, en el momento de su caída, un día antes, había dicho: «No disparen, soy el Che Guevara y valgo más vivo que muerto».
Posteriormente, sacó una pipa de su bolsillo y pidió entregársela «a un soldadito que se portó bien» con él. Sin embargo, entró en el lugar el sargento Mario Terán, quien precisamente iba a ser quien lo ejecutara. «Yo quiero la pipa, capitán», le dijo. Guevara se negó y terminó entregándosela a Rodríguez.
Dile a Fidel que pronto verá una revolución triunfante en América. Dile a mi señora que se case otra vez y que trate de ser feliz
Consultado sobre si tenía algún mensaje que quisiera trasladar, el Che expresó: «Dile a Fidel (Castro) que pronto verá una revolución triunfante en América». De acuerdo con el ex agente, Guevara se sentía engañado, pero igual confiaba en la victoria del proceso.
Luego, agregó: «Dile a mi señora que se case otra vez y que trate de ser feliz».
Considerando que no había nada más que agregar, le dio un abrazo al agente y se paró firme, ya que pensaba que era Rodríguez quien lo ejecutaría. Sin embargo, el oficial salió de la habitación y ordenó el ingreso a Terán, quien finalmente acabó con la vida del guerrillero.
Rodríguez admitió que trasladar la orden de la ejecución fue difícil e incluso pensó en liberarlo, pero un recuerdo pesó en su decisión. «Para un militar es difícil dar la orden de matar a una persona, pero pensé lo que había pasado en Cuba en aquel momento, cuando soltaron a Fidel, y dejé que la historia siguiera su paso», explicó.
El último hombre a quien Guevara dirigió la palabra fue Terán, aunque el encuentro fue menos que una conversación por el nerviosismo del sargento, y las palabras han sido disputadas como una posible reconstrucción mitológica. No obstante, la mayoría de los testimonios coinciden en que Guevara le ordenó: «Póngase sereno y apunte bien: va usted a matar a un hombre».