Estados Unidos fue golpeado por el huracán Harvey, el «desastre natural» más costoso en la historia del país del norte, con daños que ya superan la suma de los provocados por los huracanes Sandy y Katrina. Estos días Irma se convirtió en el huracán más poderoso jamás visto. Los daños provocados por los dos huracanes ascenderán a 290.000 millones de dólares, equivalentes a 1,5 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, según un informe del servicio meteorológico privado Accuweather,
Según Charly Karamanian, referente argentino en innovación sustentable, antes de preguntarnos si podemos evitar los huracanes, debemos preguntarnos si debemos hacerlo y si realmente hemos agotado todas las alternativas posibles para minimizar los efectos negativos de los mismos. Los huracanes proporcionan humedad a lugares del planeta que de otro modo serían zonas desérticas y también transportan el calor del ecuador hacia los polos. Evitarlos por completo tendría consecuencias inimaginables. Por otro lado se estima que la actividad humana es responsable de más del 30% en el aumento de la intensidad de los huracanes y aún así seguimos promoviendo la economía del petróleo y construyendo nuestras ciudades en zonas costeras, ganando tierra a ríos y mares, muchas veces destruyendo deltas y manglares que forman una barrera natural contra inundaciones y huracanes.
Como humanidad tenemos un plan A. Necesitamos revertir el cambio climático inmediatamente, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Desafortunadamente, muchos científicos argumentan que ya hemos superado el punto de no retorno y algunos ya han comenzado a trabajar en el plan B: Las tecnologías de geo ingeniería para la capturar el dióxido de carbono (CDR). También se está trabajando en un plan C, que involucra tecnologías de geo ingeniería aún más radicales como la gestión de radiación solar (SRM). Veamos los avances en la detección de huracanes y algunas soluciones desde lo más simple a lo más complejo.
Pronóstico de huracanes y alerta temprana
Predecir qué disturbios tropicales se convertirá en huracanes y pronosticar con precisión la ruta e intensidad de los mismos es uno de los mayores desafíos de la ciencia moderna. Cuanto más temprana la alerta, menores serán las perdidas humanas y materiales. En este caso la complejidad deriva del famoso efecto mariposa, formulado por el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz en 1963.
Cuando en un sistema complejo e inestable como el clima se produce una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo. El 85% de los huracanes que llegan al caribe y golfo de México son generados por olas tropicales que viajan desde el África hacia el oeste y pueden ser originados por eventos tan cotidianos como una nube de polvo provocada por el juego de un grupo de niño en el desierto del Sahara.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos dispone de un ejército de expertos que se apoyan en satélites, radares, barcos, boyas y aviones caza tormentas. Estas fuentes de información se combinan para medir parámetros como el viento, la temperatura y hasta las partículas de polvo y hielo presentes en la atmosfera. Una vez que se formó el huracán, todas estas variables alimentan los modelos de simulación y pronóstico.