El expresidente del Brasil y referente político del primer gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) bajo la presidencia del expresidente prófugo, Mauricio Funes Cartagena, Inácio Lula da Silva irá preso por corrupción.
La corte suprema de Brasil sacudió los cimientos del sistema político al autorizar la detención del ex presidente Lula, un mito de la izquierda, en el mayor golpe de la investigación Lava Jato contra las enormes redes de corrupción en el país.
El fallo, pronunciado después de la medianoche del miércoles tras más de diez horas de debates, también impacta de lleno la carrera presidencial de la mayor economía latinoamericana que se dirimirá el 7 de octubre, al dejar prácticamente fuera del tablero al favorito en las encuestas.
La presunción de inocencia no puede llevar a la impunidad
Condenado en segunda instancia a 12 años y un mes de cárcel por recibir un apartamento de lujo de una constructora involucrada en la trama de sobornos de la estatal Petrobras, Lula pretendía conservar su libertad hasta agotar los cuatro grados del sistema jurídico brasileño.
Pero con un resultado de 6 a 5, los jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) rechazaron el recurso (habeas corpus) presentado por la defensa del ex mandatario (2003-2010), de 72 años.
«La presunción de inocencia no puede llevar a la impunidad» , dijo la presidenta de la corte Cármen Lúcia, que aportó el sexto voto que selló el resultado.
La detención
La detención de Lula, que niega todas las acusaciones en su contra, podría producirse la semana próxima, una vez que su defensa presente sus últimas objeciones, si es que decide hacerlo, informó el tribunal de apelaciones (TRF4) que lo condenó en segunda instancia.
La asesoría del equipo de abogados del ex mandatario dijo a periodistas que esa posibilidad estaba bajo análisis.
«No será detenido de inmediato porque lo que juzgó el STF es un habeas corpus que autoriza la expedición de una orden de prisión». Quedan aún por analizar «posibles nuevos recursos en el TRF4 y solo entonces podría llegar la orden del juez Sergio Moro», explicó el criminólogo Jovacy Peter Filho.
Moro es el magistrado de primera instancia que desde su despacho de Curitiba (sur) se convirtió en ícono de la lucha contra la corrupción para muchos brasileños. De su pluma salieron la condena contra el ex presidente y contra otros políticos y empresarios enredados en la Operación Lava Jato.
La megainvestigación iniciada hace cuatro años puso en la mira de la justicia al actual presidente conservador, Michel Temer, y a buena parte de su gabinete, junto con decenas de diputados y senadores.
Candidatura en jaque
Incluso si Lula evitara permanecer encarcelado, su candidatura seguiría en jaque porque la justicia electoral impide postularse a condenados en segunda instancia.
La posibilidad de que llegara a la presidencia un candidato que enfrenta otros seis procesos, por delitos como obstrucción de la justicia y tráfico de influencia, alimentó la polarización que vive Brasil y que ya había conducido en 2016 a la destitución de Dilma Rousseff, sucesora y protegida de Lula, por manipulación de las cuentas públicas.
Lula apoyó política y financieramente la candidatura a la presidencia de El Salvador de Mauricio Funes Cartagena, entonces casado con la exguerrillera y miembro del Partido de los Trabajadores del Brasil, Vanda Pignato.