La demostración democrática y pacífica en Catia, emblemático barrio popular del oeste de Caracas, acabó a tiro limpio. Los famosos colectivos revolucionarios de Nicolás Maduro, que actúan con impunidad en esa zona de la capital, se vieron “obligados” a actuar en una zona que aseguran tener bajo control.
Los temidos motorizados acudieron hasta la iglesia que servía de centro soberano, disparando y lanzando piedras. La gente se refugió dentro de la parroquia, junto al cardenal Jorge Urosa.
Cuando llegó la Fiscalía certificó la muerte de una enfermera de un hospital caraqueño, Xiomara Escot, de 63 años, y las heridas de otras tres personas. “La desesperación de Nicolás Maduro y su cúpula corrupta que mandó sus grupos paramilitares a asesinar a nuestro pueblo de Catia”, denunció el gobernador Henrique Capriles tras la acometida, en la que también fue secuestrado un periodista que posteriormente fue rescatado por vecinos.
Los venezolanos votaron masivamente este domingo en un plebiscito contra el Gobierno de Nicolás Maduro, con el que buscan exigir al presidente socialista que llame a elecciones antes de que termine su mandato a inicios de 2019.
A pesar de que el Gobierno ha insistido en que la consulta no es vinculante y tampoco cuenta con el aval del Consejo Nacional Electoral (CNE), la Constitución faculta al Parlamento, de mayoría opositora, a convocarla, tal como lo hizo días atrás.
En un ambiente festivo, largas filas de personas se observaron en buena parte de los 2000 puntos que activó la oposición en plazas, teatros y parques con el apoyo de voluntarios para concretar un proceso de votación manual que funge como una demostración de fuerza contra Maduro.
“La realidad mañana va a ser distinta a la de hoy”, aseguró el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, al comenzar la jornada. “Cuando amanezca el lunes y veamos todo lo que se logró, iremos avanzando para que el Gobierno acepte la realidad”, agregó.