La espiral de violencia en México alcanzó una nueva cota en junio con 2.234 homicidios reportados, que lo convierten en el mes más letal de al menos los últimos 20 años en el país, según datos gubernamentales.
El número de asesinatos aumentó en todo el país, desde el paraíso turístico de Baja California al estado de Veracruz, en la costa del Golfo de México, e incluso en la Ciudad de México, considerada desde hace tiempo un oasis en lo relativo a la violencia derivada del narcotráfico. En los seis primeros meses de 2017, las autoridades aztecas registraron 12.155 investigaciones de homicidios, un 31% más que las 9.300 del mismo periodo del año anterior.
Solo el viernes, el mismo día en que se publicaron las cifras oficiales, un marine y otras cuatro personas murieron en una operación de las fuerzas de seguridad contra el líder de una de las bandas más importantes en el robo de combustible en el estado de Puebla, en el centro del país.
Cuatro de las víctimas eran supuestos miembros de “Los Bukanas”, un grupo violento que vende gasolina robada a través de grifos ilegales instalados en gaseoductos de la petrolera estatal. Se estima que esta práctica, que es cada vez más violenta, le cuesta al estado 1.000 millones de dólares anuales.
El procurador del estado occidental de Jalisco, Eduardo Almaguer, anunció también el viernes que las autoridades descubrieron dos campos de entrenamiento pertenecientes a un cártel de narcotráfico, donde creen que cerca de 40 personas habían sido capturadas y entrenadas luego de ser engañadas por una oferta de trabajo en línea. En los cateos se encontró además un número desconocido de restos humanos.
Al parecer, las víctimas habrían sido atraídas con la posibilidad de lograr un empleo como guarda de seguridad privados o policía municipal, y luego fueron forzadas a construir sus propios refugios con madera y ramas y a realizar entrenamientos tácticos y de tiro _ utilizando pistolas de paintball _ mientras eran vigilados por miembros del cártel, explicó Almaguer. La pesquisa que derivó en este hallazgo comenzó con seis reportes similares sobre personas desaparecidas en junio.
Un vecindario en el extremo sur de la Ciudad de México estalló el jueves en una gran balacera que causó ocho muertos mientras los marines intentaban capturar al líder de una banda que controlaba la venta callejera de droga en esa parte de la ciudad. El grupo empleó rifles semiautomáticos y quemó vehículos para bloquear el paso de las autoridades, una escena común en ciudades fronterizas como Reynosa, pero casi inéditas en la capital.
Estos acontecimientos subrayan las crecientes batallas entre o contra los grupos del crimen organizado de un extremo a otro del país.
La tasa de asesinatos sigue siendo elevada en regiones tradicionalmente afectadas por la violencia, como Guerrero o el estado de México. Pero también salpican zonas menos acostumbradas al derramamiento de sangre, como Baja California Sur _ donde se encuentra la localidad turística de Los Cabos _ o Colima, en la costa del Pacífico.
El estado fronterizo de Chihuahua, que había encontrado cierta calma tras la ola de violencia que tuvo su apogeo en 2010, registró un 55% más de asesinatos en 2017 con respecto al primer semestre del año anterior.