El gobierno de México ha enviado unos 15.000 soldados y policías a su frontera con Estados Unidos con el objetivo de detener el cruce de inmigrantes indocumentados hacia el norte. «Tenemos un despliegue total entre Guardia Nacional y unidades del ejército de casi 15.000 hombres en la parte norte del país», dijo el lunes Luis Cresencio Sandoval, el secretario (ministro) de la Defensa Nacional del gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Durante una rueda de prensa, Sandoval confirmó que los elementos militares procederán a interceptar y detener a los inmigrantes que intenten adentrarse en territorio estadounidense. «La migración no es un delito, es una falta administrativa», añadió el jefe del ejército mexicano, quien matizó que la labor de los elementos de seguridad será dar apoyo al Instituto Nacional de Migración.
Justo el sábado pasado, elementos de la Guardia Nacional mexicana —un nuevo cuerpo de seguridad compuesto por militares y policías— detuvieron en la fronteriza Ciudad Juárez a decenas de inmigrantes cuando intentaban cruzar el Río Bravo para entrar en Estados Unidos de manera irregular.
Al enviar soldados también a su frontera norte, el país ahonda en su estrategia para reducir el flujo de centroamericanos que recorren México de manera irregular camino hacia Estados Unidos tras empezar a movilizar la semana pasada otros 6.000 efectivos a la frontera sur con Guatemala. «Si lo dejáramos en manos totalmente del Instituto Nacional de Migración, no sería posible porque tienen efectivos reducidos; es una estrategia que se genera en las dos fronteras», explicó Sandoval.
El despliegue militar para frenar el tránsito de inmigrantes por todo el territorio azteca responde al acuerdo que la administración de López Obrador selló con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acuerdo por el que México se compromete a reducir el tránsito migratorio antes de finales de julio a cambio de evitar la imposición de aranceles sobre todos los productos que sus empresas exportan hacia la primera potencia.
Si las demandas de Trump no son satisfechas, el Republicano retomará su amenaza arancelaria e insistirá al gobierno de López Obrador para que México se convierta en un «tercer país seguro». Esto significa que los centroamericanos que pidan asilo en Estados Unidos tras atravesar México podrían ser deportados al país latinoamericano para que allí procesen su solicitud de refugiados.
La militarización de las fronteras es la primera pata de la estrategia de México para frenar la inmigración irregular. La segunda es el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, una iniciativa en la que México invertirá 100 millones de dólares para ayudar a las economías de El Salvador, Honduras y Guatemala para mejorar las condiciones de vida en dichos países. Estados Unidos se ha comprometido a destinar 7.800 millones de dólares para un plan de desarrollo en el que los gobiernos de España y Alemania también tienen pensado participar.
Con información de ABC