Imagínatelo: Tienes 17 años y nunca has salido de casa. Tu padre y tu tío son comerciantes y han estado ausentes toda tu vida. Acaba de volver a casa y ya preparan el próximo viaje, al que esta vez tú los acompañarás. Será un recorrido de miles de kilómetros, que durará 24 años.
Nacido en Venecia en 1254, Marco Polo recorrió la Ruta de la Seda, una ruta comercial medieval que conectaba Europa con Asia, entre 1271 y 1295.
Al regresar a Italia, Polo colaboró con el escritor Rustichello da Pisa para escribir la crónica de su viaje. El libro, titulado Il Milione (El millón), conocido en español como Los viajes de Marco Polo, se convirtió en un éxito. Fue traducido a muchos idiomas y leído por todas las personas alfabetizadas de la época. Se dice que Cristóbal Colón llevaba consigo un ejemplar.
Un relato que «escandalizó» a los europeos
Polo no fue el primer europeo que viajó a la China medieval, tampoco el primero que lo documentó. Según Hyunhee Park, profesora de Historia de la City University of New York, ya en los siglos IX y X los viajeros musulmanes documentaban sus viajes a China.
Pero en una época en la que Europa estaba encerrada en sí misma, Polo fue el primer europeo en llevar información sobre China a la sociedad. Lo que dijo sobre el país asiático no encajó con las expectativas europeas.
Polo describió el Imperio Mongol como una gran civilización con grandes ciudades, explica Park: «Muchos europeos se escandalizaron. Incluso le tacharon de mentiroso».
Las descripciones de Polo se desviaban de las convenciones utilizadas por otros occidentales que informaban sobre tierras no europeas, explica Margaret Kim, profesora de la National Tsing Hua University de Taiwán. Kim también cuenta que, a diferencia de Polo, muchos viajeros europeos transmitían lecciones morales y doctrinas religiosas al escribir sobre el extranjero. Marco Polo, no. Es un escritor secular.
La «mirada imperial»
Por otro lado, el punto de vista empleado por Polo lo diferencia de otros relatos de viajes de europeos, que estaban impulsados por un espíritu de conquista y superioridad.
Zhang Longxi, profesor de la Academia Yenching en la Universidad de Pekín, explica que las futuras descripciones de China tacharían el país asiático de «atrasado» y «estancado», lejos de la «grandeza» europea.
En China, Polo se convirtió en una figura muy respetada en la corte de Khan. Aunque su cargo exacto sigue siendo objeto de debate, existe consenso en que era un destacado funcionario con responsabilidades diplomáticas. Por tanto, no contempló el imperio mongol como un extranjero, sino como un miembro más.
Según Kim, al pasar tantos años de su formación en Asia, Polo desarrolló una forma de pensar que no puede calificarse como occidental. Sin embargo, el ilustre viajero si tenía lo que Kim llama, una ‘mirada imperial’. ¨Para él, el mundo estaba dividido entre pueblos más o menos civilizados. De modo que, para Marco Polo, o eras muy civilizado o poco civilizado o un salvaje».
Y para él, tal como señala Kim, el centro de la civilización no era el que los europeos esperaban, sino el Imperio Mongol de Kublai Khan.
Los múltiples viajes de Marco Polo
El hecho de que no exista un único manuscrito oficial y los debates sobre el rol que cumplió Rustichello en la producción del libro, ha originado diferentes opiniones de los historiadores sobre su contenido.
Las omisiones de información esperada sobre China y la supuesta falta de fuentes que la corroboraran también llevaron a algunos historiadores, como la destacada sinóloga Frances Wood, a cuestionar la autenticidad de las observaciones de Polo.
Hoy los historiadores suelen coincidir en que las principales observaciones de Polo son reales.
Marco Polo, un personaje actual
Hoy, 700 años después de su muerte, Marco Polo sigue siendo un personaje muy conocido, incluso para los no eruditos.
Para Kim, Polo demuestra que el mundo contiene cosas que van más allá de lo que imaginamos y que esto nos puede inquietar y perturbar, pero que podemos adaptarnos a ello. Por lo tanto, la ‘mirada imperial’ no es propia de ninguna cultura o civilización.
Según Zhang, «Marco Polo ofrece un modelo alternativo de encuentros e interrelaciones entre Oriente y Occidente muy valioso para nosotros en el mundo actual. Es un modelo de entendimiento mutuo y cooperación, en lugar de rivalidad feroz y conflicto».
Con información de Deutsche Welle