«Maldito si lo haces y maldito si no lo haces»

by Redacción

«Damned if you do and damned if you don’t» es una frase muy conocida en los Estados Unidos de Norteamérica, que significa en español «Maldito si lo haces y maldito si no lo haces»

No puede haber una frase mejor ante las últimas medidas por el gobierno de Nayib Bukel, en una nueva guerra contra las temibles pandillas. Mientras, sectores de oposición, ONG’s y organismos internacionales, entre otros, han criticado al presidente Bukele y creen que sus medidas son exageradas.

El Salvador tiene una larga historia de guerra entre las fuerzas de seguridad y grupos de crimen organizado y también entre las mismas pandillas que se disputan el control de los territorios y las rutas del narcotráfico, patrocinadas por diversos carteles.

Entre el 25 y el 27 de marzo las maras lanzaron una escalada excepcional de la violencia homicida en El Salvador que se saldó con 87 víctimas mortales, lo que motivó al presidente Nayib Bukele a solicitar el régimen de excepción ante la Asamblea Legislativa, donde cuenta con el respaldo absoluto de sus diputados de Nuevas Ideas y sus partidos satélites, la Democracia Cristiana, GANA y el PCN, con cuyos votos cuenta de manera incondicional.

Policías y militares fueron sacados a las calles tras ser decretado el estado de excepción, una medida en respuesta ante los hechos de violencia.

Ante las críticas de las ONG’s por las medidas que toma para combatir la violencia de las pandillas, Bukele no ha dudado en responder a través de Twitter:

Bukele también se ha vengado contra las pandillas y sus integrantes que se encuentran en prisión, a quienes les ha reducido su comida y les ha decomisado todas sus pertenencias, hasta dejarlos dormir en el suelo.

En esa misma línea le habló con sarcasmo a la comunidad internacional, que acostumbra criticar sus acciones.

El mandatario acusó a principio de la semana a la Organización de los Estados Americanos (OEA) y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de haber patrocinado en el pasado una «tregua» que «fortaleció» a las pandillas. 

Entre las restricciones del estado de excepción, el mandatario aclaró que «servicios religiosos, eventos deportivos, comercio, estudios, etc., pueden seguirse realizando normalmente. A menos que usted sea pandillero o las autoridades lo consideren sospechoso. Sin embargo, sí habrá algunos cierres focalizados y temporales en algunas zonas».

El presidente Bukele, en su forma e idea estaría cumpliendo con una de sus labores que es la de defender a los salvadoreños, preservar la integridad territorial y garantizar la seguridad, pero…¿a qué costo?

La oposición política del país pretende «crucificar» al presidente Bukele frente a casos de abusos de la autoridad civil y militar contra ciudadanos que no pertenecen a los grupos delictivos de las maras.

Además, la repentina suspensión de asesinatos sorprende a nacionales y extranjeros.

Varios medios noticiosos, como el periódico digital El Faro, atribuyeron esta reducción a una nueva tregua entre el gobierno de Bukele y las maras, algo que las autoridades negaron.

El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por la situación en el país y aseguró que esperaba que «las medidas que se adopten en respuesta estén en línea con las leyes y estándares internacionales de los derechos humanos».

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por su parte, manifestó preocupación por el trato a los reos y llamó al gobierno salvadoreño a «revertir urgentemente todas las medidas que pongan en riesgo la vida e integridad de las personas que están bajo custodia».

presos

Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional también consideraron que la declaración «amplia» del estado de emergencia abre la puerta a potenciales abusos por parte del gobierno.

«El gobierno debería abordar la violencia de las pandillas en El Salvador, pero debería hacerlo respetando los derechos. Y en lugar de proteger a las personas a través del estado de emergencia, que es extremadamente amplio, solo está poniendo en riesgo sus derechos y vemos las consecuencias con estas redadas», indicó HRW.

Varios activistas también condenaron que muchos menores de edad y mujeres están siendo registrados de forma violenta por la policía.

Pero, si Bukele ataca a las pandillas, la oposición y el séquito internacional lo acusa de abusivo, déspota y casi criminal, pero si hay relativa calma y hay reducción en los asesinatos diarios, se le acusa de estar en un acuerdo con las bandas delictivas. «Maldito si lo haces y maldito si no lo haces».

You may also like