Dave Roberts dio cachetada con guante blanco a todos sus detractores. Se aferró a Tony Gonsolin, puso a todos los seguidores de los Dodgers al borde de la silla por nueve entradas, pero consumó el título, lujo que se le negó a Los Ángeles por más de tres décadas.
Previo al encuentro Kevin Cash prometió que los Rays saltarían agresivos al diamante. Randy Arozarena cumplió a cabalidad las palabras de su manager y abrió las hostilidades en la entrada novel con cuadrangular que, a su vez, despertó todas las dudas que rondaban a Dave Roberts en torno a la apertura de Tony Gonsolin.
Y parecía que los problemas asolarían rápido a la caseta californiana. Gonsolin enfrentó a seis bateadores de los Rays en la primera entrada, pero de manera milagrosa evitó que la catástrofe se cerniera una vez más sobre Los Ángeles.
Ante los titubeantes lanzamientos del serpentinero novato, Roberts oprimió el botón de pánico y comenzó a mover el bullpen. Dylan Floro entro al centro del campo y comenzó a calmar las aguas y hacerle frente a un Blake Snell que salió intratable.
Así transcurrió una batalla entre el establo de los Dodgers (que también empleó a Alex Wood y Pedro Báez en el montículo) con Snell que se mantuvo hasta el sexto encuentro. El serpentinero floridano perdió fuelle y ante el primer signo de debilidad Cash recurrió a la grúa y colocó a Nick Anderson. Fue en ese momento que el encuentro se definió.
El relevo de Tampa Bay fracasó y con Austin Barnes en los senderos, legado de Snell, permitió que los Dodgers fabricaran la voltereta. Un doblete de Mookie Betts puso al catcher en la antesala y un wild pitch de Anderson alojó la igualada. La vuelta se concretó un turno más adelante, producto de un roletazo dentro del cuadro de Corey Seager que Ji-Man Choi fildeó y mandó al plato para evitar, infructuosamente, la segunda en la raya.
Dos entradas más adelante Mookie hizo el swing más importante en su carrera. El patrullero, quien vive su primer año bajo los reflectores de Hollywood procedente de los Red Sox, mandó la pelota a las gradas del Globe Life Field para ponerle número a la casa.
Hay nuevo campeón en la Gran Carpa. Los Dodgers levantan el Trofeo del Comisionado tras 32 años de espera. Los Ángeles es la ciudad más feliz del planeta en un año asolado por el coronavirus.
Los lanzadores del partido
Como fue en 1988, el título de los Dodgers tiene sabor azteca. El nayarita Víctor González se acreditó la victoria al lanzar 1.1 entradas con tres ponches y gracias a las carreras de Barnes y Betts.
Además, Julio Urías, quien entró a trabajar el cierre del compromiso (2.1 rollos), se despachó a cuatro por la vía del chocolate, colgó solo ceros, se llevó el salvamento y, lo más importante, se afianza como uno de los hombres de confianza en la loma de los Dodgers. ¿Será el inicio de la ‘Juliomanía’ en L.A.?
El villano de la noche, quien cargará con el peso del segundo fracaso de los Rays en la Serie Mundial, es Nick Anderson, quien tiró a la basura la ilustra labor de 5.1 entradas de Blake Snell (2 H, 1 ER, 0 BB, 9 K y ERA de 2.70).