La nueva ministro de Educación, la Capitán Karla Trigueros, ha comenzado su gestión con un mensaje claro y directo a la comunidad educativa. En su primera aparición pública, la funcionaria, que proviene del ámbito militar y médico, enfatizó la necesidad de restablecer la «disciplina» y las «buenas maneras» en las escuelas públicas del país.
Además, ordenó imponer disciplina en las escuelas públicas, donde se exigirá «uniforme limpio» y «corte de cabello adecuado».
El anuncio de la Ministra, que fue recibido con una mezcla de apoyo y escepticismo y ha sido interpretado como un reflejo de su formación castrense. En su discurso, Trigueros hizo un llamado a los directores y maestros para que refuercen los valores cívicos, el respeto a la autoridad y la puntualidad, en un intento por mejorar la calidad de la educación.
«Una nación próspera se construye sobre cimientos de disciplina», afirmó la Ministra, dirigiéndose a un grupo de educadores. «No podemos esperar formar a los futuros líderes del país si no les enseñamos a respetar las normas, a ser puntuales y a tener un comportamiento ejemplar dentro y fuera de las aulas».
El mensaje ha sido bien recibido por muchos padres de familia, quienes aseguran que la falta de disciplina es uno de los principales problemas en el sistema educativo. Sin embargo, los críticos y analistas educativos han expresado su preocupación de que este enfoque pueda llevar a una militarización de la educación y a la supresión de la creatividad y el pensamiento crítico en los estudiantes.
La propuesta de la Capitán Trigueros plantea un debate fundamental sobre el modelo educativo que El Salvador quiere seguir. Por un lado, están quienes creen que la disciplina y el orden son prerrequisitos para el éxito académico. Por el otro, quienes argumentan que una educación de calidad no debe basarse en la rigidez, sino en la capacidad de los estudiantes para pensar de forma independiente, resolver problemas y trabajar en equipo.
A pesar de esas opiniones, otro segmento del país considera que el abandono de la disciplina y las buenas maneras de comportamiento por parte de los educandos y sus educadores fueron ‘tierra fértil’ para que la delincuencia juvenil se desarrollara en El Salvador, dando paso a la egemonia de las pandillas por mas de 30 años.
«En el marco del fortalecimiento de la disciplina, el orden y la presentación personal de la comunidad estudiantil», se deberá dar «estricto cumplimiento» a las normas disciplinarias, dijo la flamante ministra a los directores de escuelas en un memorándum que publicó en la red social X.
Tras su nombramiento, Trigueros ha visitado escuelas en distintas partes del país vistiendo su uniforme militar camuflado y se ha reunido con directores para conocer las condiciones de los lugares.
El memorándum de la ministra señala que a partir del 20 de agosto los directores «deberán recibir diariamente a los estudiantes» en los portones de ingreso de las más de 5,100 escuelas públicas del país.
Además, indica que los directores deberán supervisar que los estudiantes acudan a clases con «uniforme limpio y ordenado», con «corte de cabello adecuado» y que ingresen «en orden con saludo respetuoso».
«La omisión de estas disposiciones por parte de los directores será considerada una falta grave de responsabilidad administrativa», advirtió la ministra.
Sin embargo, una de las principales gremiales de maestros del país afirmó que el nombramiento de Trigueros conducirá a una «lamentable militarización» de la educación.
«Nos preocupa que se incrementen los ya exorbitantes abusos de poder» contra estudiantes o que «se incrementen aún más los atropellos laborales contra docentes», señaló el Frente Magisterial Salvadoreño en un comunicado publicado el viernes en Facebook.
El sector educacional público atiende a más de 1,2 millones de estudiantes desde parvulario hasta bachillerato, según datos oficiales.