Una patada en un nido de cucarachas consigue que las sobreviventes busquen otros escondrijos. El símil fue dicho por el politólogo alemán Volker Lehr a propósito del narcotráfico.
En el combate a la criminalidad es posible tener un efecto insecticida: los beneficios de una intervención específica se pueden diseminar a zonas contiguas o delitos distintos.
Desde que el gobierno de Nayib Bukele inició un régimen de excepción, que luego de un año de estar en efecto ya parece ser un régimen permanente y que el mandatario declarara una guerra de exterminio contra las pandillas, el temor en el vecindario, Guatemala, Honduras y México se hizo patente. Los Los delincuentes brincarían a los países vecinos, se dijo. Fue cierto, al menos con un puñado que ha sido capturado en los países vecinos.
Alrededor de 65.000 personas han sido detenidas y la tasa de homicidios ha caído en picada. Bukele lleva un año extendiendo el estado de excepción para cazar, literalmente, a los miembros de las maras y no duda en recurrir a las detenciones arbitrarias y enfrentamientos directos entre las fuerzas de seguridad y los criminales, que suelen terminar en baños de sangre.
El atropello del estado de derecho, según denuncian oposición y organizaciones de derechos humanos, está provocando una tremenda inseguridad jurídica y un apagón informativo hasta el punto de que se detiene a cualquiera que es sospechoso, sin orden judicial alguna.
La huida de los criminales a países del entorno, como Honduras o Guatemala, está provocando que las fuerzas de seguridad se pongan en guardia. Estos dos últimos países no han dudado en seguir una estrategia similar a la de Bukele, pero mucho más suave.
Sin embargo y de manera sorprendente, en España, la policía acaba de desmantelar un conato de implantación de una mara en Barcelona.
Según informa el periodista de ‘El País’ Jacobo García, una de las maras más importantes, el Barrio 18, habría intentado construir una ‘clica’, esto es, la unidad más mínima organizativa de una mara. Las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles actuaron con una prevención extrema.
De acuerdo a Sergio Maydeu Olivares, analista internacional, «Eran unas 15 personas que habían recibido la orden de «reactivarse», esto es, tomando posesión de barrios de Barcelona a través del narcomenudeo, pequeño contrabando, pintadas y extorsión local. Pretendían hacerlo después de estar huyendo del El Salvador», explica García. «Bukele ha aplicado unas políticas que no son novedosas, básicamente ha sacado al ejército y la policía, pero ha detenido a más de 65.000 personas, que es algo que no había sucedido nunca y ha descabezado las maras. Ha conseguido reducir de forma significativa el número de homicidios, veníamos de ser el país con más asesinatos a convertirse en uno de los que menos», señala Maydeu.
La Salvatrucha y la Barrio 18 son pandillas creadas en las cárceles de EE.UU y luego deportadas a El Salvador y donde crearon estados paralelos. No hay un perfil ideológico comparable a otras guerrillas. Esto se había convertido en una organización trasnacional, voluminosa y con mucho dinero.
Pero las cucarachas tienen el horrible característica de esparcir enfermedades y donde llegan se utilizan insecticidas para acabarlas, sin embargo, la siguiente generación de cucarachas inicia el desarrollo de una inmunidad contra el insecticida. Además, luego de las bombas de Hiroshima y Nagasaki se descubrió que son inmunes a la radioactividad, convirtiéndose en una de las especies heredera de la tierra.
Nayib Bukele se acerca al exterminio de dichas pandillas en El Salvador, pero en el camino ha terminado mediante esta guerra de fulminar el estado de derecho.
Las repercusiones que tendrá esta nueva forma de intervención en la zona están por ver todavía. En Honduras hace meses que se replica el estado de excepción para controlar a las bandas delincuenciales. La célula desarticulada en Barcelona estaba a la espera del llamado «brincado», la prueba de fuego de las organizaciones delictivas, que básicamente consiste en dar palizas o incluso asesinar a algún miembro de una banda contraria. Las pandillas son una banda trasnacional con un perfil donde la lealtad es fundamental.
Las pandillas, sin lugar a dudas, están aprendiendo una dura lección, la masa pandillera en El Salvador esta bajo las rejas, lo que no sucede en Guatemala ni Honduras, mucho menos en México y tienen una especialización que supera a los países mencionados en los Estados Unidos.
La guerra contra las pandillas en El Salvador ha dado por resultado unos 65,000 pandilleros y colaboradores presos, pero a su par hay «míseros» $2,7 millones incautados, unos $40 dólares por persona presa.
Asimismo, las armas incautadas a las poderosas pandillas que tuvieron al país de rodillas por poco más de dos décadas no pasan de dos mil quinientas, viejas y oxidadas.
La pregunta sería, ¿donde están los generales?