En medio de fuertes tensiones tarifarias con Estados Unidos, el crecimiento anual de la economía de China cayó a 6,2% en el segundo trimestre, su nivel más bajo en 27 años pese a los esfuerzos del gobierno de Beijing por contener los efectos de la llamada «guerra comercial» y la desaceleración global.
La cifra concuerda con las previsiones de un panel de expertos preguntados la semana pasada por la agencia AFP, y se mantiene en los rangos que se había fijado Beijing para este año, de entre 6% y 6,5% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 6,6% de 2018.
Aún así se trata del aumento más débil del PIB chino desde que empezaron a registrarse datos trimestrales, en 1992, según la agencia Bloomberg.
«Las condiciones económicas siguen siendo difíciles, tanto en China como en el extranjero, el crecimiento mundial se desacelera y las inestabilidades e incertidumbres externas aumentan», declaró el lunes el portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas (BNS), Mao Shengyong.
El presidente estadounidense Donald Trump, que no cesa de denunciar el superávit comercial de China con Estados Unidos, aplicó el año pasado aranceles a numerosos productos chinos.
Esta guerra comercial lastra la economía china desde el año pasado pero en junio Trump y su homólogo chino Xi Jinping declararon una tregua durante una cumbre del G20 en Osaka, Japón.
De hecho Trump se refirió este lunes al anuncio sobre la caída den el crecimiento chino y aseguró que «las tarifas de Estados Unidos están teniendo un enorme efecto en las empresas, que buscan dejar China para buscar países no afectados por tarifas».
«Por eso es que China quiere llegar a un acuerdo con Estados Unidos, y desearía no haber roto el anterior acuerdo», señaló. «Mientras tanto estamos recibiendo miles de millones de dólares en tarifas de parte de China, con más por venir. Tarifas que están siendo pagadas con China mediante devaluación y emisión, no por el contribuyente estadounidense», agregó.
Fuertes estímulos a la economía
En lo más caliente de la guerra comercial China y Estados Unidos llegaron a imponerse mutuamente aranceles equivalentes a más de 360.000 millones de dólares anuales en transacciones.
Para apoyar su economía, Beijing se comprometió en marzo a rebajar en casi 2 billones de yuanes (unos 265.000 millones de euros) la presión fiscal y social de las empresas. El gobierno también animó a los bancos a aumentar sus préstamos a las pequeñas compañías.
Pero las medidas coincidieron con la lucha de las autoridades contra el endeudamiento descontrolado que amenaza el sistema financiero chino.
En 2018, el crecimiento económico chino ya registró una fuerte desaceleración en todos los trimestres (6,8%, 6,7%, 6,5%, 6,4%), pero en el primer trimestre de 2019, el PIB resistió (6,4%) a pesar de las tensiones comerciales.
Por otro lado, la Oficina Nacional de Estadísticas publicó este lunes otros indicadores, más alentadores. La producción industrial aumentó en junio (6,3% interanual frente al 5% de mayo), así como las ventas minoristas en ese periodo (9,8% frente a 8,6% en mayo), anunció Mao Shengyong.
El miércoles pasado el primer ministro chino Li Keqiang llamó a reforzar el apoyo a las empresas que operan y venden en el extranjero, y prometió estímulos fiscales, todo ello en una contexto en el que las exportaciones chinas tienden a la baja.
Con información de AFP