El Olimpo de la NFL tiene un nuevo integrante. El club privado en el que residen unos pocos elegidos en la historia del fútbol americano ha engrosado su lista esta pasada madrugada con la inclusión de Patrick Mahomes. Y es que su nombre se une al de Tom Brady, Peyton Manning y Joe Montana (casi nada) como únicos con múltiples anillos y MVP de temporada regular. El quarterback de 27 años lideró con maestría a sus Kansas City Chiefs, ayudado también por una exhibición del entrenador Andy Reid, para ganar la 57ª edición de la Super Bowl ante los Philadelphia Eagles por 38-35 en Arizona. Mahomes, que acabó siendo nombrado MVP de la final, se sobrepuso a momentos muy delicados, incluida una nueva herida de guerra en su maltrecho tobillo, y tiene ya el segundo título de su lustrosa carrera, el tercero en la historia de los Chiefs.
En sus cinco temporadas como titular en la NFL, Mahomes ya había demostrado una y mil veces que era un jugador generacional, de esos que marcan época. Pero esta Super Bowl supuso la consagración del chico nacido en Tyler, Texas. Sus Chiefs no eran favoritos ante unos Eagles que daban miedo, y no tenía las armas con las que contaba Philadelphia. Nada de eso importó a la hora de la verdad. Supieron sufrir los de Kansas City, que tiraron de mandíbula para encajar los duros golpes que asestaba su rival, y esperaron al momento adecuado para dar el gran golpe. Mahomes, como era de esperar, se echó el equipo a su espalda y confió ciegamente en la sabiduría de Andy Reid, que dio una masterclass a la hora de ejecutar jugadas en los momentos clave.
El arranque de Super Bowl fue una clara declaración de intenciones por parte de los dos equipos. Golpeó primero Philadelphia, con Jalen Hurts encontrando con facilidad a DeVonta Smith ante la impotencia de la secundaria de los Chiefs. Fue el propio Hurts quien puso el primer touchdown de la noche con una corta carrera en la que se apoyó sobre sus ‘gordos’. Como para no confiar en una de las mejores líneas ofensivas de la historia. Pero la respuesta de Kansas City fue inmediata. Apenas ocho jugadas necesitaron los Chiefs para que su ya legendaria conexión, Mahomes para Travis Kelce, igualase la contienda. Los puntos llegaron a las primeras de cambio, y el espectáculo que se preveía había llegado. Solo el fallo de Harrison Butker en un field goal impidió que llegasen más anotaciones en el primer cuarto.
Como si de un combate de boxeo se tratase, los Eagles salieron al segundo parcial como el púgil que abandona la esquina decidido a darle duro. Hurts lanzó una bomba al aire de Glendale que pescó A.J. Brown, rodeado por dos defensas a los que bailó como quiso, para touchdown. Lo empezaron a pasar mal los Chiefs, y Philadelphia amenazaba con activar el modo apisonadora hasta que Hurts cometió un error de bulto. El balón se le escapó al líder de los Eagles y fue recogido por Nick Bolton, que volvió a poner el empate en el marcador con un nuevo touchdown. Lejos de amedrentarse, las águilas tiraron de valentía jugándose dos cuartos downs que convirtieron gracias a la impenetrabilidad de su línea ofensiva. Esta bravura tuvo como premio el segundo touchdown de carrera de Hurts. Sufrían las defensas, disfrutaban los ataques.
Para minimizar a Mahomes, los Eagles tiraron de un planteamiento más que lógico en la primera mitad: evitar que tenga el balón en sus manos. Combinando pase y carrera, Philadelphia consumió una cantidad enorme de reloj durante la primera parte. Se fueron al descanso con casi 22 minutos de posesión (segunda mejor marca en la historia de la Super Bowl), muy lejos de los ocho minutos en los que atacaron unos Chiefs que apenas ejecutaron la mitad de jugadas de ataque que sus rivales. Las noticias no estaban siendo buenas para los campeones de la AFC, y llegó una mucho peor: tras recibir un placaje al filo del descanso, Mahomes abandonó el campo cojeando sobre el mismo tobillo que lleva dañado casi un mes. Se encogió el corazón de los aficionados de Kansas City, que aguardaban noticias de su líder. Mientras tanto, un field goal permitía que los Eagles se marchasen al descanso con 14-24.
En el espectáculo del intermedio, Rihanna se encargó de dar un chute de energía al State Farm Stadium y parece que los Chiefs se contagiaron del espíritu de ‘RiRi’.Mahomes salió al tercer cuarto sin aparentes problemas para caminar, y comandó una sensacional posesión que fue culminada con un touchdown de Isiah Pacheco, soberbio durante toda la Super Bowl. Había final, y a punto estuvieron de darle la vuelta de inmediato los Chiefs con un fumble que acabó siendo considerado pase incompleto. De nuevo Philadelphia intentaba gastar mucho reloj, pero esta vez no colaba. Cuando el balón volvió a las manos del quarterback de Kansas City, éste encontró para touchdown a un Kadarius Toney completamente desmarcado gracias a la perfecta ejecución de una jugada marcada por Andy Reid. Los Chiefs se ponían por delante, y la Super Bowl había cambiado por completo. Toney, que llegó a la franquicia de Missouri a mitad de temporada, se convirtió en protagonista cuando, apenas tres minutos después, retornó un despeje de los Eagles hasta la yarda cinco. Se lo dio prácticamente hecho a Mahomes, que conectó con un Moore nuevamente liberado de marca en otra obra maestra de Reid.
El guion del partido había cambiado por completo, y ahora era Philadelphia quien debía remar a contracorriente. Un escenario prácticamente desconocido para los Eagles este año, en el que han acostumbrado a arrollar a quien se ponga por delante. Estuvieron a la altura del momento. Otra bomba de Hurts, esta vez con DeVonta Smith como destinatario, volvió a resquebrajar la secundaria de los Chiefs. Y, por tercera vez en el partido, el quarterback de los Eagles accedió a la endzoneayudado por su infalible línea. Con una conversión de dos puntos, también rematada por Hurts, la Super Bowl reflejaba el 35-35 a falta de cinco minutos para el final. El balón caía en las manos de Mahomes, esas que los Eagles habían intentado minimizar durante todo el encuentro. Tendrá 27 años, pero Patrick ya es un maestro en la NFL y lo demostró una vez más. Reid martirizó a la defensa de los Eagles, la cual estuvo por debajo del nivel esperado, a través de carreras poderosas de Pacheco y jugadas en las que Mahomes estaba muy cómodo, y así se plantaron los Chiefs en zona de anotación.
Un field goal en los segundos finales le bastaba a Kansas City para levantar el trofeo Vince Lombardi por tercera vez. Esta vez Harrison Butker no falló, y el State Farm Stadium de Arizona estallaba de júbilo. Un nuevo campeón había sido proclamado, y no uno cualquiera: Mahomes dio un golpe sobre la mesa de una NFL que se ha quedado huérfana sin Tom Brady. Pero el mensaje que mandó el tejano es que el relevo está asegurado con él. Ya tiene su segundo anillo, y también su segundo MVP de la Super Bowl. Apenas lleva cinco años jugando en la élite del fútbol americano, pero Mahomes domina a su antojo y es capaz de apuntarse victorias que desprenden aroma a grandeza. El chico maravilla de la NFL se ha consagrado.