El huracán Harvey ha provocado un incremento en los precios de la gasolina en Estados Unidos y causando cambios temporales en el flujo de petróleo y combustible en todo el mundo al afectar una gran porción de la capacidad de refinación estadounidense.
Pasarán días, incluso semanas, antes de que el sector energético del sureste de Texas vuelva a operar a su capacidad habitual mientras lidia con las inundaciones dejadas por la tormenta Harvey.
La región entre Corpus Christi, Texas, en donde Harvey tocó tierra, y la frontera con el estado de Luisiana, representa alrededor del 3% de la economía estadounidense y es un crucial mercado de exportación del crudo y otros químicos.
El miércoles surgieron noticias de que la refinería más grande del país, que ya operaba por debajo de la mitad de su capacidad, cerró por completo. La planta de Motiva Enterprises en Port Arthur, Texas, operada por una unidad de la petrolera paraestatal de Arabia Saudí, fue la última ficha de dominó en caer entre las refinerías de la costa del Golfo de México.
Con ello, los futuros de la gasolina subieron por tercer día consecutivo. El miércoles ganaron 10 centavos, hasta 1,88 dólares por galón.
Los precios al por menor también se incrementaron, 2 centavos el miércoles y 7 centavos durante la última semana, para llegar a un precio promedio a nivel nacional de 2,42 dólares por galón (63 centavos por litro), de acuerdo a GasBuddy.
“En términos de incremento en el precio de productos, la situación podría empeorar antes de mejorar”, dijo Rob Smith, analista energético de IHS Markit.
Podrían pasar al menos dos semanas antes de que las grandes refinerías del área de Houston se puedan recuperar de las históricas precipitaciones y retomar sus operaciones habituales. Eso asumiendo que no hayan sufrido daños graves, lo que al momento se desconoce.
Harvey no es la primera gran tormenta en azotar las refinerías de la costa del Golfo de México, pero la industria petrolera ha sufrido grandes cambios desde que tuvo su última interrupción de gran magnitud a causa del huracán Ike en 2008.
La llamada revolución de esquisto ha provocado un incremento en la producción petrolera estadounidense, aumentando las exportaciones de crudo y gasolina a México y otros países de Latinoamérica, y de diésel a Europa.
Cuando Estados Unidos no puede producir gasolina o diésel suficiente para cubrir la demanda de exportación, otras regiones se ven obligadas a buscar suministro de otra parte, “y tiene que llegar desde más lejos”, comentó Richard Joswick, analista para S&P Global Platts. “Incluso de Asia”.
Eso se traduce en precios más altos, pero debe ser un problema de solo una o dos semanas, subrayó Joswick.
Patrick DeHaan, analista de GasBuddy, pronostica que los precios de la gasolina en Estados Unidos alcanzarán un máximo de entre 2,50 y 2,55 dólares por galón, lo que significa un incremento de hasta 20 centavos desde que Harvey tocó tierra.