Por Maibort Petit
Recientemente el vicepresidente del Área Económica, Wilmar Castro Soteldo, informó que en 2018 Venezuela abrirá la primera fábrica de producción de fusiles Kaláshnikov, un anuncio que formuló luego de una reunión que sostuvo la comisión intergubernamental ruso-venezolana.
En tal sentido, catálogo este proyecto como uno de los principales que adelantados entre las dos naciones según reseñan varios medios venezolanos. De esta manera se concretaría una vieja aspiración que en su momento el fallecido expresidente, Hugo Chávez, perfiló al ampliar su política exterior en dirección al oriente mundial. De hecho, en 2006, un año antes de que muriera, el exmandatario le dispensó una visita al diseñador del citado fusil, Mijaíl Kaláshnikov.
Desde su llegada al poder, Chávez comenzó a profundizarse la relación bilateral con Rusia, la cual hasta ese entonces no había trascendido los tradicionales contactos diplomáticos entre naciones. En 1970 en el seno de la Organización de Naciones Unidas, ambos países intercambiaron comunicados en los que anunciaban el restablecimiento de dichas relaciones a nivel de las embajadas, pero el asunto no trascendió de las meras intenciones. Sin embargo era un primer paso dado luego de que en 1945 Venezuela reconociera a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, surgidas luego de la revolución bolchevique. Antes de eso había sido Francisco de Miranda quien había dado los primeros pasos en los años 1786 y 1787 cuando visitó Rusia y fue recibido con honores en la corte de Ekaterina II. Luego en 1856, el presidente para la época, José Tadeo Monagas en una carta al Emperador ruso Alejandro II, manifestó su interés por establecer relaciones amistosas con ese Imperio Ruso, una iniciativa que tuvo como respuesta que el 5 de febrero de 1857 — desde aquel lado del mundo — se reconociera a Venezuela como un país soberano e independiente.
Venía Chávez con un claro objetivo de virar las relaciones internacionales de Venezuela en un sentido que, hasta entonces, era impensable y entre sus primeras visitas como jefe de estado estuvo la que dispensó a Rusia en 2001, una ocasión que sirvió para firmar varios convenios de cooperación bilateral, así como un programa de intercambio cultural, educativo, científico y deportivo. También suscribió con su homólogo ruso, Vladimir Putin, una declaración conjunta en la que manifestaron su disposición a reforzar la cooperación constructiva, profundizar la confianza política y el diálogo en la solución de los problemas internacionales y regionales. El acuerdo comprendía, además, coordinar actividades en las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en procura de mantener la paz y la seguridad globales.
Para fines de ese año, viajó a Venezuela el Jefe de Gobierno de la Federación de Rusia, Mijail Kasiyanov, y suscribió el acta de creación de la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel (CIAN), de acción permanente entre Rusia y Venezuela, encargada de coordinar las consultas y la elaboración de planes integrales atinentes a la cooperación en materia política, económica, comercial, científica, cultural, académica y ambiental de ambos países. Este organismo comenzó a reunirse en 2004 y desde entonces lo hace ininterrumpidamente.
Chávez fue en dos ocasiones Rusia y, por primera vez, un presidente ruso, Dmitry Medvédev, visitó a Venezuela.
Había comenzado una nueva era en la que ambos países compartían la visión de instaurar un mundo multipolar, reformar la ONU y su Consejo de Seguridad. Venezuela se convirtió en socio y en lobista de los intereses latinoamericanos con Rusia.
Luego del golpe de estado de 2002–2003 la relación ruso- venezolana se afianzó cuando aprovechando el auge petrolero que tuvo lugar entre los años 2006 y 2010, se firmaron 21 acuerdos de cooperación en materia energética, tributaria, lucha contra el contrabando y otras formas de enriquecimiento ilícito. Entre PDVSA y Rosneft se profundizan las relaciones comerciales cuando Rusia ingresa en la Organización Mundial del Comercio.
Pero un aspecto que alcanzó especial realce en el contexto de las relaciones entre ambos países fue el relativo a la cooperación militar.
De hecho, en 2008 tuvieron lugar las primeras maniobras militares entre los dos países cuando naves de la Armada Rusa llegaron a las costas venezolanas.
Por otra parte, Venezuela se convirtió en el primer país latinoamericano comprador de armamento ruso. Un hecho que el fallecido Hugo Chávez destacó durante la presentación de la Memoria y Cuenta de la Asamblea Nacional en 2011, cuando afirmó que el país había alcanzado un gran poderío militar gracias a Rusia y a China.
Venezuela se apertrechó con una gran cantidad de aviones Su-30 y helicópteros y se crearon los centros de servicio postventa para equipos militares de Rusia.
A la muerte de Chávez, su sucesor, Nicolás Maduro, se impone una política desmedida de compra de armamento y equipos militares que los sectores críticos del país han catalogados de irregulares.
En varias oportunidades, el presidente Chávez anunció el proyecto de fabricación de fusiles Kaláshnikov Ak101 hasta el 105, los cuales estarían adaptados a cartuchos de diversos calibres de acuerdo a los estándares de Rusia y la OTAN, pero el asunto no se concretó. Sin embargo, a través del acuerdo con Rosoboronexport e Izhmash, una de las principales fábricas de armas rusas, durante la administración del finado mandatario Venezuela recibió 100 mil rifles Kaláshnikov AK-103 a un costo de 5 mil millones de dólares. También adquirió armamento pesado por 2 mil 200 millones de dólares.
Así es el AK-47
El “Avtomat Kalashnikov”, modelo 1947, conocido simplemente como AK-47, es un fusil de asalto de fabricación soviética que debe su nombre al combatiente ruso de la II Guerra Mundial, Mijaíl Kaláshnikov.
Se constituyó esta arma, como el fusil oficial de la Unión Soviética entre los años 1951 y 1978, refiere Wikipedia, que añade que desde el año 2007 se le estima como el arma de fuego de mayor producción de la historia.
El AK-47 pesa 4.3 kilogramos, tiene una longitud de 870 milímetros, su cañón mide 415 mm, calibre de 7.62 mm. Su cadencia de tiro es de 600 disparos por minuto y tiene un cargador extraíble curvo con capacidad para 30 cartuchos.
Entre sus ventajas está el hecho de que se puede sumergir en el agua y en el barro sin que se afecte su seguridad y fiabilidad.
AK-47: La preferida de la guerrilla
Cabe destacar un dato que resulta altamente llamativo y es que el AK-47 se ha erigido como el arma favorita de los movimientos guerrilleros, terroristas, grupos insurgentes y narcotraficantes, dado que se trata de piezas de alta resistencia que, además, son fáciles de usar, reseña el portal Sipse.com en nota publicada el 24 de diciembre de 2013.
En una ocasión, Mijail Kalashnikov contó que durante la guerra de Vietnam, los soldados estadunidenses abandonaban sus fusiles M16 para tomar los AK-47 y las balas que los vietnamitas muertos dejaban.
Esta arma es conocida en México como Cuerno de Chivo, en razón de la forma curva de la parte delantera que sostiene el cargador.
“Su facilidad de uso en la selva o el desierto lo hicieron ideal para los insurgentes en países apoyados por la Unión Soviética, y Moscú no sólo lo distribuyó ampliamente sino que otorgó licencias para su fabricación a unos 30 países. El ‘Cuerno de chivo’ no es un fusil especialmente preciso, pero su resistencia y facilidad de uso son ejemplares: puede emplearse en la arena o la lluvia, mientras que armas más sofisticadas como el M16 estadunidense se atascan en esas condiciones”.
La figuración de esta arma se ha dejado sentir en eventos de ingrata recordación para la humanidad como los atentados terroristas de París en 2015.
Este hecho es corroborado también en una información del portal El Confidencia en una nota publicada el 25 de noviembre de 2015 en la que se subraya que el AK-47 es un arma de tal simplicidad que un niño puede ensamblarla sin inconvenientes y, por ello, es la que se entrega a los niños-soldados que recluta la insurgencia y los grupos guerrilleros y terroristas. “Es básicamente indestructible, el arma favorita de rebeldes, revolucionarios y asesinos, su forma característica es una declaración de intenciones y una amenaza; en sus vídeos, Osama Bin Laden siempre tenía uno en el encuadre. Vivimos en la era del AK-47, y padeceremos su existencia durante décadas, como desgraciadamente demuestran los atentados de París”.
Tal es su significación, refiere la página que su imagen aparecía en monedas de la URSS, así como en la bandera de Mozambique y se le ha entregado en versiones chapadas en oro a dictadores y narcotraficantes.
La nota destaca un parlamento del personaje Yuri Orlov interpretado por el actor Nicolás Cage en el película “El señor de la guerra” en la que este afirma: “De todas las armas del vasto arsenal soviético, nada más rentable que el Avtomat Kalashnikova modelo 1947, más conocido como AK-47 o kalashnikov. Es el fusil de asalto más popular del planeta, un arma que adoran todos los combatientes. Cuatro kilos de amalgama elegante y simple de acero forjado y madera que no se rompe, no se atasca ni se recalienta. Dispara cubierto de barro o lleno de arena. Es de manejo tan fácil que un niño puede usarlo, y lo hacen. Los soviets lo pusieron en una moneda, Mozambique lo puso en su bandera. Desde el fin de la Guerra Fría, el kalashnikov se ha convertido en la mayor exportación de Rusia, por delante del vodka, el caviar y los novelistas suicidas; lo que es seguro es que nadie hacía cola para comprar sus coches”.
Remata la información con la afirmación de que este fusil ha causado más muertes — 250 mil muertos al año — que las ocasionadas por la artillería, los ataques aéreos y los cohetes.
¿En manos de los colectivos?
Una información de “El Cooperante” de fecha 29 de noviembre de 2017 constituye una doble denuncia, al referir, por un lado, la desaparición desde hace 33 meses del dirigente de izquierda y funcionario de la Gobernación de Mérida, Alcedo Mora, de quien se desconoce su paradero luego de haber acusado graves hechos irregulares de “las mafias más corruptas del gobierno” en Petróleos de Venezuela. Y si bien las revelaciones de su hijo, Luis Mora, apuntan en primer término al expresidente de PDVSA y ahora exembajador de Venezuela ante la ONU, Rafael Ramírez, igualmente señalan al entorno del vicepresidente ejecutivo de la república, Tareck El Aissami.
Sobre este último el hijo del dirigente izquierdista desaparecido dijo que cuando su padre formuló las denuncias de que a la llegada al país de varios fusiles AK-47, estos fueros recibidos por un primo de El Aissami, que para ese momento trabajaba en la Sala Situacional de la gobernación del estado Aragua, para ser distribuidas entre los grupos colectivos de esa entidad, el asunto disgustó a la alta dirigencia.
Las armas, según lo afirmado por Mora, iban a ser distribuidas entre los colectivos del estado Aragua para la época en que Tareck El Aissami era gobernador. “Cuando mi papá se enteró de eso se reunió con todo el mundo allá (en Aragua) y preguntó cómo era posible que se iban a entregar esas armas, que eso era masacrar pueblo contra pueblo”.
Luis Mora agrega que su padre, Alcedo Mora, divulgó estos hechos e, incluso, habló directamente con Tareck El Aissami, momento a partir del cual comenzaron los problemas pues comenzó a ser perseguido por una camioneta Hilux de color negro que luego descubrieron que la guardaban en la casa del papá del vicepresidente donde era custodiada por funcionarios del SEBIN. Cuando el hijo de Alcedo Mora le dio a conocer estas irregularidades a la fiscal que investigaba la desaparición de su padre, María Colombino, esta se negó a hacer las averiguaciones.
Venezuela compra más armas y levanta una ola de protestas
La información de Wilmar Castro Soteldo, sobre la construcción de la fábrica de producción de fusiles Kaláshnikov, vino acompañada por el anuncio de que el país había comprado un nuevo lote de este armamento, según reseñó El Nacional el 24 de noviembre de 2017.
“El país adquirió 100.000 nuevos fusiles AK-103 y suscribió un acuerdo con Rusia para la construcción de dos plantas para la fabricación de ese arma junto con su munición”, reza la nota.
Por el lado ruso la noticia ya había sido referida meses atrás por Anatoly Punchuk, subdirector del Servicio Federal para la Cooperación Militar y Técnica de Rusia, en reseña del portal Russian Construction citado por El Cooperante el 9 de abril de 2017.
En esa ocasión el funcionario ruso precisó que las empresas de su país “mantienen un ‘estrecho contacto’ con el Estado venezolano y se han ‘intensificado’ los esfuerzos para acelerar la construcción de estas plantas. Precisó que tanto constructoras rusas y venezolanas operan en el sitio”.
Tal noticias no fue bien recibida en el país que atraviesa una grave crisis humanitaria ante la escasez de alimentos y medicinas que han causado múltiples muertes por desnutrición en niños en los últimos meses, así como la reaparición de enfermedades endémicas que se daban por erradicadas.
Uno de los primeros en pronunciarse fue el exgobernador del Estado Miranda y excandidato presidencial, Henrique Capriles, quien criticó que para el gobierno de Nicolás Maduro la prioridad ante la crisis que atraviesa el país, sea el producir fusiles. ‘’Venezuela sin alimentos y medicinas, millones de venezolanos pasando hambre y el Gobierno va a producir fusiles. Son ellos los que tienen que irse’’, se lee en información de El Nacional a la misma fecha del anuncio gubernamental.
El diputado a la Asamblea Nacional y secretario general del partido Acción Democrática, Henry Ramos Allup, deploró esta decisión del gobierno de Maduro pues, a su juicio, refleja la irresponsabilidad del Ejecutivo que prefiere invertir en armas y no en insumos médicos y medicinas.
“Régimen anuncia inauguración de fábrica Kalashnikov mientras que cardiólogos denuncian que laboratorios de hemodinamia están inoperantes a excepción del Pérez Carreño. Solo 30% pueden hacer electrocardiogramas y 85% no pueden darle ni una aspirina a pacientes infartados”, expresó Ramos en publicación del El Nacional.
Otra que manifestó su protesta fue la fiscal general de la república, Luisa Ortega Díaz, quien catalogó de “absurda e irresponsable” la decisión gubernamental de inversión en armas cuando la prioridad debería ser la atención de la crisis humanitaria que padece Venezuela, refiere El Cooperante.
“La grave crisis que enfrenta nuestro país, obliga a destinar todos los recursos a la producción de alimentos y medicinas”, afirmó Ortega.
Exsenador ruso condenado
Mientras en Venezuela poca información se tiene de los detalles de esta negociación, en Rusia el Tribunal de Distrito de Lefortovsky de Moscú sentenció en febrero a un exsenador a siete años de cárcel por malversar más de 1 mil millones de rublos — 17,4 millones de dólares — destinados a la construcción de plantas de fabricación de fusiles de asalto Kalashnikov en Venezuela, anunció una nota de La Patilla que citaba información de agencias rusas.
La nota del 28 de febrero de 2017 refiere que el exsenador Sergey Popelnyukhov, había elaborado un plan criminal por robar dinero de los contratos en Venezuela. “De acuerdo con la Fiscalía General, Popelnyukhov malversó 1.100 millones de rublos (17,4 millones de dólares) que su empresa “Stroyinvestengineering Su-848” había recibido de Venezuela para construir plantas para la producción de fusiles de asalto Kalashnikov y municiones auxiliares. El acuerdo se hizo como parte del contrato marco con la empresa de comercio de armas Rosoboronexport”.
Al respecto, el diputado a la Asamblea Nacional, Antonio Barreto Sira, fustigó al gobierno de Nicolás Maduro por promover “una ‘alianza de la corrupción con rusos y chinos (…) Hoy Venezuela se ha convertido en el paraíso de los pillos y estafadores; el exsenador ruso SergeyPopelnyukhov, propietario de la empresa de Stroyinvestengineering Su-848, fabricante de los rifles Kalashnikov, fue señalado por la malversación de 17 millones de dólares”, dijo el parlamentario en reseña de La Patilla el 2 de marzo de 2017.
En aquel entonces, Barreto Sira manifestó que el escándalo del fabricante de Kalashnikov se sumaba a la crisis alrededor dela planta de producción de vehículos chinos en Valencia. “Por donde uno vea, observa corrupción, desfachatez e inmoralidad (…) La inmoralidad se extiende a todos los rincones dentro de Venezuela-continuó- y crea relaciones y negocios con otras naciones, es la internacionalización de la corrupción”.
Putin, el mayor líder mundial, según Maduro
Nicolás Maduro refirió el 23 de agosto de 2017 en declaraciones que recoge El Nacional el arribo al país “a tiempo” de material bélico ruso que, a su juicio, constituyen “los mejores sistemas de armas de Rusia, y ya nuestros soldados lo manejan”.
Aseguró que Venezuela cuenta con el absoluto apoyo de Rusia y anunció que el país continuaría profundizando estas relaciones con el presidente Vladimir Putin a quien no dudó de catalogar con el principal y más importante líder mundial por su promoción de la paz.
Preocupación por apertrechamiento bélico venezolano
Una carrera armamentista que no es vista con buenos ojos desde Estados Unidos, pues como reseña una información de Impacto CNA del 22 de mayo de 2017, el arsenal de misiles rusos en poder del gobierno venezolano es un asunto que causa preocupación en Washington.
La nota detalla que Venezuela posee 5 mil proyectiles de defensa aérea portátil tierra-aire Manpads SA-24, conocidos como Igla-S, de fabricación rusa, de acuerdo a documentos militares.
La información indica que “expertos en armas explicaron que desde hace tiempo se teme que los misiles puedan ser robados, vendidos o canalizados a manos equivocadas, preocupaciones exacerbadas por la actual ola de protestas contra el régimen de Maduro”.
Cita que el director de la CIA, Mike Pompeo, advirtió que los misiles de Venezuela representaban una amenaza de seguridad regional, una denuncia que se suma a la de políticos estadounidenses como el senador republicano Marco Rubio, quien acusó al gobierno de Nicolás Maduro “de colaborar con grupos terroristas, entre ellos la organización extremista libanesa Hezbollah y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”.
Una preocupación que no puede ser tomada a la ligera por cuanto Venezuela acapara el 80 por ciento de los envíos de material bélico de Rusia a Latinoamérica, de acuerdo a un informe elaborado por Chatham House, un centro británico de análisis de asuntos internacionales, que señala que entre 2000 y 2016 los embarques rusos tuvieron como destino el país gobernado por Maduro, explica una nota Al Navío del 10 de mayo de 2017.
“Venezuela, que actualmente tiene el quinto mayor presupuesto de defensa en la región, adquirió en los últimos años una amplia gama de armas a Rusia, incluyendo vehículos blindados, sistemas de defensa aérea y helicópteros. Sin embargo, para Chatham House, la arraigada posición rusa en el mercado venezolano se enfrenta a dos amenazas: la creciente competencia que supone China y el incierto futuro que se cierne sobre el presupuesto militar de la nación latinoamericana (…) Venezuela está experimentando una severa recesión que probablemente restrinja la capacidad del Gobierno para seguir gastando en adquisiciones militares”, se lee en la nota.
La misma información da cuenta de que Rosoboronexport, ya reseñada en estas líneas, afirmó en abril que en “los últimos 15 años América Latina les compró material por un valor que supera 10.000 millones de dólares (aproximadamente 9.164 millones de euros). Y aunque esto apenas suponga un 4,6% del total de sus exportaciones a nivel mundial, desde la agencia afirman que ‘están preparados para luchar por su cliente’, refiriéndose a la región. Dicen también que no se dejarán amedrentar por la competencia que suponen Estados Unidos y Europa, según recoge la publicación Russia Beyond The Headlines”.
Pero para Rusia tales preocupaciones, tanto de Washington como de otras agencias internacionales, no son asunto que les quite el sueño y califican de conjeturas los temores sobre uso indebido del armamento por parte de Venezuela, recoge una información publicada por Mundo el 2 de junio de 2017.
“Los servicios de inteligencia de EE. UU. no hacen más que suposiciones cuando dicen que existe la posibilidad de que, dada la inestabilidad política, caigan armas rusas en manos equivocadas en Venezuela, dijo el director del Departamento de América Latina del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Alexandr Schetinin”, reza la nota.
El funcionario subrayó que la cooperación entre Rusia y Venezuela, “incluido en el ámbito técnico y militar, se desarrolla en una base legal clara y transparente”.
Queda sólo esperar por la puesta en funcionamiento de la citada fábrica de fusiles AK-47 para comprobar quién tiene la razón en esta polémica, si la administración de Maduro que asegura mantener una política pacifista “pero armada” como no se cansó de repetirlo el finado Hugo Chávez, o la las voces que tanto en la región, Estados Unidos y el mundo se han levantado para advertir el destino y objetivos que una empresa de estas características puede tener en manos de un gobierno tan cuestionado como el venezolano.