Estadounidenses llenaron las playas el fin de semana

by Redacción

Los estadounidenses acudieron este fin de semana festivo en el país a tomar el sol en sus playas, a pescar en sus embarcaciones privadas y a pasear junto al mar, aun cuando las muertes por la pandemia de coronavirus en el país están a punto de alcanzar las 100.000.

El fin de semana del Día de los Caídos, que marca el comienzo del verano en Estados Unidos, acostumbra a ser una fecha en la que los cementerios de todo el país se llenan con banderas estadounidenses y ceremonias para recordar a los que murieron en las distintas guerras en las que participó el país. 

Este año también se ha convertido en un momento de duelo por la pérdida de más de 97.000 vidas debido a la epidemia. 

El periódico New York Times ocupó toda la portada de su edición del domingo con los nombres y algunos detalles de 1.000 víctimas de la enfermedad en un intento de ilustrar la pérdida de seres humanos. 

“Estábamos tratando de capturar el lado personal”, dijo a Reuters, Marc Lacey, el editor nacional del periódico. “Estábamos tratando de humanizar estas cifras que siguen creciendo y que han alcanzado unos niveles tan inconmensurables que resultan ya difíciles de comprender. (…) Se trata de gente común y corriente. Se trata de una cifra de muertos que ya suma un número realmente asombroso”. 

Entre los nombres, extraídos de obituarios y notas de fallecimientos de cientos de periódicos de EEUU estaban Lila Fenwick, de 87 años, la primera mujer negra que se graduó en Derecho por la Universidad de Harvard; Romi Cohn, de 91, que salvó a 56 familias judías de la Gestapo; o Hailey Herrera, de 25 años, terapeuta en ciernes con un don para la empatía. 

Los 50 estados del país han relajado algunas de las restricciones impuestas por causa del coronavirus. En algunos, como los de Illinois y Nueva York, los restaurantes siguen cerrados a los comensales y las peluquerías no han reabierto. En muchos estados del sur la mayoría de los negocios están abiertos, con restricciones de aforo. 

La semana pasada, 11 estados notificaron un número récord de nuevos casos de COVID-19, incluyendo los de Alabama, Arkansas, Minnesota, Dakota del Norte, New Hampshire, Maryland, Maine, Nevada, Utah, Virginia y Wisconsin, según un recuento de Reuters. No está claro si los casos están aumentando porque se han aumentado las pruebas o por causa de una segunda ola de infecciones. 

El número total de casos registrados en Estados Unidos supera los 1,6 millones, el más alto del mundo, mientras que los modelos de previsión de posibles muertes por COVID-19 predicen que la cifra de muertos superará los 100.000 antes del 1 de junio. 

La petición de los trabajadores sanitarios y de muchos gobernadores estatales de que se usen mascarillas en las tiendas y en espacios públicos está siendo recibida con protestas y resistencia por parte de algunos estadounidenses. Las redes sociales están llenas de vídeos de comercios que deniegan el acceso a algunos clientes enojados que se niegan a cubrirse la boca y la nariz. 

“Necesitamos usar mascarillas en público cuando no podemos mantener la distancia social. La evidencia científica de lo importante que es llevar mascarilla para evitar que esas gotas lleguen a los demás es de vital importancia”, dijo en el programa de televisión “Fox News Sunday” la doctora Deborah Birx, coordinadora de respuesta del grupo de trabajo de la Casa Blanca sobre el coronavirus. 

Aunque los estadounidenses siguieron en gran medida las recomendaciones de mantener el distanciamiento social durante el fin de semana festivo, hubo notables excepciones. 

Entre estas excepciones se encontraban algunas playas llenas de gente en Florida y otros estados del golfo, obligando a las autoridades a disolver grandes concentraciones de gente. Los vídeos publicados en redes sociales mostraban fiestas en otros estados donde la gente se amontonaba en piscinas y clubes pegados unos a otros. 

Una de esas fiestas en un club de Houston llamado Cle hizo que el alcalde de la ciudad, Sylvester Turner, ordenara el domingo a los bomberos de toda el área metropolitana que hicieran cumplir las normas de distanciamiento social. 

La semana pasada Turner dijo que las autoridades no impondrían por la fuerza que los negocios operaran con restricciones de capacidad del 50% para los restaurantes y del 25% para los bares. Pero cambió de discurso después de que la ciudad recibiera más de 250 quejas populares a través de llamadas el domingo por la noche. 

“Hay demasiada gente que se reúne para ir a algunos de nuestros clubes, nuestros bares, a fiestas en la piscina, sin distanciamiento social, sin mascarillas”, dijo Turner. “Está claro que la gente se está amontonando, parece que al límite de sus posibilidades, casi unos encima de los otros”.

Con información de Reuters

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