El desastre de Melissa: «Los recursos siempre son limitados»

El paso del huracán desnudó la vulnerabilidad de los países del Caribe ante los efectos de catástrofes exacerbadas por el cambio climático. La ayuda internacional lucha por cubrir las necesidades más urgentes

by Redacción

Refugiadas en viviendas que siguen dañadas tras el paso del huracán Matthew en 2016, cientos de personas esperaron esta semana a Melissa en Haití. Este ciclón, uno de los más potentes de los últimos años, causó daños significativos también en Jamaica, Cuba, Bahamas y República Dominicana, entre otros puntos del Caribe, una región que a menudo no está preparada para enfrentar estos desafíos de la naturaleza, menos cuando golpean con más fuerza debido al cambio climático.

El ejemplo paradigmático de Haití, país que registró 29 de los 44 muertos causados por Melissa pese a no ser golpeado directamente por el huracán, habla de una zona del planeta donde la cobertura de las necesidades básicas, ya estresada en condiciones normales, se ve especialmente disminuida cuando una catástrofe se asoma.

«Haití es uno de los países más pobres del mundo y es extremadamente vulnerable a las crisis debido a la violencia de las pandillas, la inestabilidad política y la crisis climática. La mitad de los 1,3 millones de desplazados por la violencia son niños, y muchos de ellos viven ahora en refugios precarios y sobrepoblados que no resisten las lluvias y mucho menos vientos fuertes, inundaciones o deslizamientos de tierra», explica a DW Margherita Fanchiotti, directora del programa Calidad, Desarrollo e Impacto de Save the Children en Haití.

El problema de los recursos

Esta precariedad estructural, que se replica en menor medida en países como Jamaica y República Dominicana, hace que la ayuda internacional, las ONG y el despliegue de los gobiernos sea determinante a la hora de responder a catástrofes como terremotos o huracanes.

«Muchos de estos países simplemente no cuentan con los recursos necesarios para afrontar la ferocidad de los desastres exacerbados por el cambio climático», dice a DW Rachel Cleetus, directora de políticas del programa de Clima y Energía de la Union of Concerned Scientists.

Pese a no recibir el impacto directo de Melissa, Haití fue el país que registró más muertos por el paso del huracán

«De manera muy injusta, las personas y los lugares que se encuentran en la trayectoria de estas tormentas son quienes menos han contribuido a la crisis climática y, sin embargo, están en la primera línea de sus consecuencias», agrega la especialista. Para ella, los países más ricos deberían considerar una obligación aportar fondos para enfrentar este tipo de desastres, de manera de garantizar un flujo constante de dineros en lugar de entregas puntuales de ayuda.

«En cualquier emergencia humanitaria de gran magnitud, los recursos siempre son limitados. Por eso debemos priorizar a las personas más afectadas y vulnerables, incluidos los niños. Cuando se produce una emergencia, es fundamental evaluar los requerimientos antes de responder para comprender qué es lo que más necesita la gente y garantizar que lleguemos a quienes más lo necesitan», apunta Fanchiotti.

«En una crisis de este tipo, puede llevar tiempo llegar a todos, especialmente a lugares remotos, pero es crucial no dejar a nadie atrás y asegurarse de que la ayuda siempre se distribuya de la forma más equitativa y rápida posible», agrega.

Cleetus complementa: «La asistencia de los organismos internacionales y los gobiernos es fundamental en la fase aguda de estas emergencias, pero no es suficiente y es necesario hacer mucho más para proteger a la población antes y después de que ocurran los desastres». Sin embargo, llegar con suministros no siempre es sencillo, y no solo por falta de financiamiento.

Suma de complejidades

Incluso estando disponible, distribuir la ayuda puede depender de factores que escapan al control de las organizaciones internacionales. El caso más resonante de los últimos años fue el de los camiones cargados con alimentos esperando permiso para ingresar al sur de Gaza desde Egipto, en medio de la ofensiva israelí, este 2025. Cuando se trata de desastres naturales, la coordinación con las autoridades y un adecuado flujo de recursos entregados por países donantes y también organizaciones no gubernamentales es central para llegar a la mayor cantidad de personas.

Una mujer mira desde el interior de lo que queda de su casa tras el paso del huracán Melissa por Jamaica

«Brindar apoyo en el contexto de un desastre es algo sumamente complejo, especialmente por los cortes de energía y comunicaciones, las carreteras y puentes dañados y porque además muchos lugares aún están bajo el agua. Llegar a áreas rurales es especialmente difícil», destaca Cleetus, para quien el rol del Estado y los gobiernos en esta dinámica es determinante.

«La ayuda gubernamental en materia de alimentos, agua, medicamentos, refugios de emergencia, transporte y comunicaciones, entre otros servicios logísticos, puede ser muy útil», explica la experta de Union of Concerned Scientists, pero —apunta— siempre que se realice en cooperación con las autoridades locales (alcaldes, por ejemplo) y en colaboración con las ONG que disponen de la experiencia para trabajar sobre el terreno.

«En muchos países de ingresos bajos y medios, donde los recursos y los sistemas nacionales ya están sobrecargados, la asistencia internacional desempeña un papel crucial para cubrir las carencias, fortalecer la capacidad de respuesta local y garantizar que los niños y las familias reciban asistencia vital. Este tipo de colaboración permite brindar alimentos, alojamiento, educación y servicios de protección a quienes más lo necesitan», dice Fanchiotti, de Save the Children.

Con información de dw

You may also like