El saltamontes de las Montañas Rocosas, en Estados Unidos y Canadá, era una especie de langosta tan numerosa que en ocasiones tapaba el sol sobre las Grandes Praderas, y podían competir con las manadas de búfalos en su apetito. Pero se extinguió en las primeras décadas del siglo XX.
La selva tropical de Puerto Rico era un territorio atestado de mariposas, pero ahora no sólo ya no abundan, sino que con su reducción también descendió la cantidad de aves y lagartijas que se alimentaban de ellas.
No son excepciones: un análisis de 73 estudios realizados en distintas partes del mundo mostró que el 41% de las especies de insectos están en decadencia, una declinación que en el caso de los vertebrados, por ejemplo, es del 22% solamente. La conclusión del trabajo publicado en Biological Conservation es funesta: «Esta revisión destaca el horrible estado de la biodiversidad de los insectos en el mundo, en tanto casi la mitad de las especies disminuyen rápidamente y un tercio están amenazadas por la extinción».
«Hay motivos para preocuparse», dijo a National Geographic Francisco Sánchez-Bayo,autor principal de esta primera medición global de la población de insectos del planeta e investigador de la Universidad de Sidney, Australia. «Si no lo detenemos, van a colapsar ecosistemas enteros, debido a la inanición».
Entre los grupos más afectados, y que enfrentan mayor peligro en el futuro cercano, se destacan las polillas y las mariposas (la mitad de las especies disminuye y un tercio corre peligro de extinción), varios polinizadores (como las abejas, casi la mitad de ellas amenazadas), las hormigas y el escarabajo estercolero.
Los tricópteros (entre 7.000 y 10.000 especies) son los que peor se encuentran: el 63% amanezado, en parte porque ponen los huevos en agua, donde son más vulnerables a la polución.
El estudio analizó distintas publicaciones que causaron gran alarma en su momento, y las vinculó por primera vez. Entre ellas, por ejemplo, una investigación difundida en octubre de 2017 que halló que la abundancia de insectos (medida por su biomasa) había disminuido más del 75% en 63 áreas protegidas de Alemania en sólo 27 años. Y en 2018 otro estudio midió la biomasa de insectos y artrópodos en la selva tropical de Puerto Rico y halló una caída de entre 10 y 60 veces desde la década de 1970.
Las tasas de declinación son tan elevadas (hasta un 2,5% por año) que Sánchez-Bayo advirtió que, si no se cambia, en lugares como esas reservas alemanas y la isla caribeña «podría no haber más insectos en 10 años», según dijo a ABC Science.
David Wagner, especialista en ecología de la Universidad de Connecticut, interpretó el estudio para NatGeo y explicó que las razones de la disminución de insectos son varias. Entre los factores se destacan los cambios en el hábitat causados por el hombre, como la deforestación y la conversión de espacios naturales en zonas para la agricultura.
No sólo se eliminan aquellas especies vegetales que no se cultivan, sino que se utilizan químicos como herbicidas, fungicidas y pesticidas. Por ejemplo, algunos insecticidas muy populares, como los neonicotinoides, afectan especies a las que no apuntan, como las abejas. Los pesticidas pueden cumplir un papel en la octava parte de la mengua de insectos en el mundo.
También algunas consecuencias del calentamiento global, como los climas extremos (sequías cada vez más largas y frecuentes, por ejemplo), inciden. En parte por esos cambios y en parte por la circulación internacional, las especies invasivas, las enfermedades y los parásitos se suman a la lista de culpables.
«Los insectos funcionan como la base de la red alimentaria», explicó Sánchez-Bayo a NatGeo. «Los comen todos, desde las aves hasta los pequeños mamíferos hasta los peces. Si baja su cantidad, la cantidad de todos lo demás también bajará».
También cumplen funciones cruciales para la humanidad, como la polinización de las plantas. No sólo las tres cuartas partes de las plantas con flores necesitan de insectos que las polinicen, sino que también los requieren los cultivos que constituyen la tercera para de la provisión alimentaria mundial.
Los insectos ayudan a la eliminación de residuos, como el escarabajo estercolero, amenazado, que descompone y elimina los desechos de animales y de plantas. Eso los hace claves en el cliclo de los nutrientes.
«Los que se extinguen son las especies más especializadas, que requieren de condiciones determinadas para seguir viviendo», agregó Sánchez-Bayo a ABC.
Es difícil saber hasta qué punto la situación es crítica, ya que muchos insectos tienen ciclos de vida de grandes altibajos, lo cual los hace difíciles de estudiar. De ahí también la importancia de este primer análisis global que, se espera, puede iniciar una preocupación académica para evitar extinciones como la del saltamontes de las Montañas Rocosas.