Cuatro días después de celebrarse las elecciones hay caos en el recuento de votos

by Redacción

Cuatro días después de celebrar elecciones, El Salvador sigue sin conocer sus resultados finales debido a numerosas fallas en el sistema de conteo y transmisión de votos y a las dudas planteadas sobre el resguardo de los votos y actas con los resultados.

De hecho, la página web del Tribunal Supremo Electoral (TSE) que pretendía mostrar los datos en tiempo real permanece completamente estática desde el pasado lunes en un 70,25% de escrutinio para los comicios presidenciales y un minúsculo 5,06% en el caso de las elecciones a la Asamblea Legislativa.

Nayib Bukele salió sin embargo a celebrar su reelección —prohibida por la Constitución del país pero autorizada tras una controvertida interpretación de jueces de la Sala de lo Constitucional impuestos por él mismo— el domingo en la noche cuando dicha página mostraba apenas un 30% del recuento, pero ya con una aplastante diferencia a su favor al multiplicar por 10 los votos obtenidos en ese momento por el candidato en segunda posición.

Sin embargo, algunas voces comenzaron a señalar que aquellas cifras publicadas en la web del TSE —que estuvo caída y sin acceso durante parte del domingo— no correspondían con las del padrón electoral y parecía mostrar resultados duplicados.

Según los datos del TSE, y con el 95% de las juntas receptoras de votos escrutadas, Bukele acumula 2.604.018 millones de votos (incluidos los emitidos en el exterior) de un total de 2,3 millones de sufragios válidos, lo que supondría el 85,2% de los apoyos según cálculos.

Sin embargo, los resultados definitivos siguen sin aclararse y lo peor es que podrían pasar hasta dos semanas para conocerlos y acabar con un caos electoral que ya ha llevado a candidatos de la oposición a pedir incluso que se repitan los comicios.

Cúmulo de irregularidades

Los problemas comenzaron el mismo domingo, cuando el TSE —que había anunciado que podría dar a conocer hasta el 80% de los resultados en torno a las 19:00, hora local, gracias al nuevo sistema electrónico utilizado para el recuento— no compareció hasta pasadas las 21.30 horas.

El TSE justificó su demora en publicar los primeros resultados oficiales —que no llegaron hasta unas cuatro horas después del cierre de las urnas— con el hecho de que algunos ciudadanos no pudieron votar en centros ubicados en el extranjero pese a haber llegado antes de la hora de cierre oficial, por lo que el organismo les garantizó que podrían ejercer su derecho.

En su aparición ante los medios, la presidenta del TSE, Dora Martínez,remarcó que este era el único motivo por el que habían retrasado su conferencia de prensa, a la espera de llegar a un acuerdo sobre cómo proceder respecto a la situación de estos salvadoreños en el exterior.

Aseguró que el resto de la jornada estaba transcurriendo sin incidentes y se limitó a comunicar la dirección de la página web donde supuestamente se podrían seguir en vivo los resultados, sin hacer ninguna lectura pública de los mismos ni proclamación de ganadores. 

En ese momento, el conteo oficial de las votaciones presidenciales rondaba apenas el 20%. Pocos minutos después, con el 30% escrutado, fue cuando Bukele salió a proclamar su victoria.

El TSE no volvió a hacer ninguna declaración pública en toda la noche y el conteo en la página se detuvo hasta primera hora de la mañana del lunes, cuando aumentó hasta el 70% de las actas procesadas para la elección presidencial que se mantiene a día de hoy.

Sin embargo, pese a las declaraciones iniciales de la presidenta del TSE, pronto comenzaron a conocerse mediante las redes sociales numerosos problemas registrados en centros de votación durante la jornada electoral.

En algunos casos, los ciudadanos que formaban parte de las mesas electorales llegaron a trabajar hasta 24 horas seguidas debido a fallas en el servicio de internet que les impedían transmitir los resultados mediante el sistema electrónico.

Tras horas de incertidumbre y de falta de guía por parte de las autoridades electorales, el TSE emitió un comunicado para anunciarles que, dadas las enormes dificultades técnicas, aceptaría que se le entregaran los resultados escritos a mano, fuera del sistema online.

Petición de anular las elecciones

Al día siguiente, la magistrada del TSE acabó reconociendo que «no fue posible concluir la transmisión de actas de la manera esperada» y señaló que «algunos inconvenientes dificultaron que la transmisión fluyera como se tenía previsto», sin entrar en más detalles.

Como solución al escenario cada vez más caótico, Martínez anunció que se abriría el total de paquetes electorales para el recuento manual “junta por junta, papeleta por papeleta” en el caso de las urnas cuyas actas de resultados no habían podido ser transmitidas por fallas en el sistema. Es decir, el 30% de los votos para las elecciones presidenciales y el 100% de los correspondientes a diputados.

Por fin, el escrutinio final comenzó el miércoles sin que exista gran certeza sobre cuándo concluirá. Un día antes, el magistrado del TSE Guillermo Wellman había dicho confiar en que los resultados se conocerían en un máximo de 15 días.

Por si fuera poco, algunos partidos también aseguraron haber recibido denuncias sobre la manera en la que fueron custodiados los paquetes electorales, que resguardan los votos y actas con los resultados.

El tribunal, sin embargo, respondió que la recolección de los mismos cumplió con los plazos establecidos en la ley y fueron siempre custodiados por la Fiscalía, la policía y la Junta de Vigilancia Electoral.

Por esta larga lista de contratiempos e irregularidades, algunos partidos políticos anunciaron que pedirán anular las votaciones del pasado domingo.

El presidente del partido ARENA, Carlos García Saade, aseguró que pedirán la nulidad de ambos comicios y calificó lo sucedido de “fraude electoral”.

El candidato presidencial del FMLN, Manuel Flores, afirmó por su parte que solicitará la suspensión de las elecciones a diputados y planteará que se celebren de nuevo el próximo 3 de marzo, cuando están convocadas elecciones municipales y al Parlamento Centroamericano.

«Con todas las irregularidades que han pasado, hay que valorar repetir la elección. Pasaron 48 horas en que no tuvimos noticias de cómo fueron custodiados los paquetes electorales», escribió en su cuenta de X (antes Twitter) la diputada del partido Vamos, Claudia Ortiz.

Magistrados del TSE, sin embargo, ya respondieron que, según el Código Electoral, no existen motivos para anular los comicios.

La mirada en la Asamblea

La Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (MOE-OEA) cuestionó por su parte el “lento” recuento de los votos y criticó las fallas técnicas y logísticas que, a su juicio, “podrían haberse evitado con una mejor planificación institucional y medidas de contingencia”, expuso en un informe.

Sin embargo, aclaró también que los datos recabados confirman la amplia diferencia entre Bukele y el resto de candidatos, “lo cual no deja dudas sobre los resultados electorales de las elecciones presidenciales”, concluyó.

A falta de conocer el porcentaje de apoyo que consiguió, resulta indiscutible la rotunda victoria de Bukele como la persona que presidirá El Salvador durante los próximos cinco años y quien el mismo domingo comenzó ya a recibir felicitaciones de gobiernos extranjeros.

La única esperanza para la oposición, por lo tanto, se centra ahora en ver lo que ocurre con las votaciones a la Asamblea Legislativa, de las que no existen aún resultados oficiales pese a que Bukele aseguró que su partido Nuevas Ideas había arrasado en ellas al lograr 58 de los 60 diputados.

El mandatario confía así en volver a tener la mayoría en el legislativo que ya disfrutaba su formación en la pasada legislatura y que le permitió aprobar proyectos e iniciativas sin apenas obstáculos.

Para Bukele, esta mayoría será imprescindible por ejemplo para continuar prorrogando el polémico régimen de excepción vigente desde hace casi dos años y que ha logrado reducir los niveles de violencia en el país a mínimos históricos, aunque también ha enfrentado denuncias por graves vulneraciones de derechos humanos.

Para los partidos de oposición, sumamente debilitados y casi al borde de la extinción en algunos casos, lograr representación mediante sus diputados en la Asamblea será casi su única oportunidad para continuar teniendo una voz mínima con la que hacer frente al gobierno.

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