Concentración de poder permitió que El Salvador cayera en el Índice de Percepción de la Corrupción 2022

by Redacción

Transparencia Internacional (TI) reveló el martes su más reciente índice de Percepción de Corrupción, correspondiente a 2022. Venezuela, Haití y Nicaragua aparecen como las naciones más corruptas de la región.

El Salvador volvió a descender hasta el puesto 116 de 180 países evaluados y obtuvo una nota global de 33 (siendo 100 la menor percepción de corrupción). El promedio global es de 43, lo que indica que El Salvador está abajo de la media mundial.

Uruguay y Canadá, en cambio, aparecen como los países menos corruptos, seguidos de Estados Unidos.

Creado en 1995, el índice clasifica a 180 países y territorios según las percepciones sobre el nivel de corrupción en el sector público. Utiliza una escala que va desde cero, para el más corrupto, a 100, para el menos corrupto. Para su elaboración, Transparencia utiliza información de 13 fuentes externas, entre ellas, el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, consultoras privadas y expertos.

Estoy muy preocupada porque veo a la región latinoamericana en un franco retroceso», expresó Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional.

«Lo que vemos es aumento del autoritarismo, aumento de los gobiernos populistas que llegan por elecciones y desde adentro atacan a la democracia atacando el poder judicial, los organismos de control, los medios de comunicación, la ciudadanía organizada, la oposición», agregó, en una entrevista telefónica con The Associated Press desde la sede del organismo, Berlín, Alemania.

A juicio de TI, uno de los aspectos que más ha golpeado la percepción de corrupción en El Salvador es la excesiva concentración de poder y las medidas extraordinarias para abordar la violencia, léase estado de excepción.

“Para combatir al crimen organizado y la violencia de pandillas, algunos gobiernos han tomado medidas extremas que concentran el poder en el ramo Ejecutivo, lo que reduce la transparencia y la rendición de cuentas”, señala el informe, ilustrando el fenómeno con los casos de El Salvador y Ecuador.

Para responder a esa criminalidad y a la violencia de las pandillas, algunos gobiernos han implementado medidas que concentran el control en el Poder Ejecutivo, debilitando así la transparencia, amenazando los derechos humanos y alentando más oportunidades de corrupción, explicó.

La omnipresencia de corrupción en las Américas alienta muchas otras de las crisis que atraviesa la región, dijo Ferreira Rubio. El único camino viable es que los líderes prioricen las medidas contra la corrupción para extirparla y permitir que los gobiernos cumplan su principal función, que es la de proteger a las personas.

La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés) considera que el régimen de excepción en El Salvador no solo ha permitido suspender garantías constitucionales sino además ha eliminado controles legales sobre procesos administrativos para el uso de fondos públicos y contrataciones del Estado y el derecho al acceso a la información pública. Es decir, ha fomentado la falta de transparencia y rendición de cuentas sobre el manejo de los recursos públicos.

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