El Final 8 de la Champions League se abrió con el cruce que animaron en el Estadio da Luz de Lisboa el Atalanta y el PSG. Un duelo de estilos y de presupuesto. La humildad de Bérgamo contra la fortuna parisina. Un encuentro que comenzó abierto por las oportunidades que tuvieron el Papu Gómez y Neymar para abrir el marcador. Un espectáculo que prometió con las expectativas que generaba en la previa.
La calidad del argentino surgido de Arsenal de Sarandí con pasado en San Lorenzo fue una de las amenazas más notorias para el equipo francés. Un centro hacia la cabeza de Hans Hateboer y una habilitación para Mattia Caldara representaron los recursos más sólidos para ponerse en ventaja, pero la notable actuación de Keylor Navas evitó la conquista italiana.
Si bien el astro brasileño se las ingeniaba para desarticular a la defensa propuesta por Gasperini, la potencia del colombiano Duvan Zapata fue la clave para que Mario Pasalic quiebre la resistencia del extraordinario arquero de Costa Rica. El ex Estudiantes chocó y habilitó al croata, quien resolvió de primera al palo más lejano de Navas. El sueño de hacer historia se mantenía vigente.
La presión constante en una marca personal sin tener demasiado en cuenta las diversas zonas del campo de juego fue una de las herramientas mejor empleadas por el Atalanta, dado que el único peligro que se le presentaba era la genialidad individual de Neymar. Sin embargo, en el complemento Tuchel reemplazó a Pablo Sarabia por Mbappe y el técnico italiano se vio obligado a reformular su esquema: sacó al Papu Gómez y a Berat Djimsiti (amonestado) para que ingresen José Luis Palomino y Ruslan Malinovskiy.
La línea de cinco, junto con los tres volantes de contención y algunas libertades para Zapata y Pasalic, fue un desgaste físico desmedido, por lo que el croata también debió dejar el compromiso para dejarle su lugar a Luis Muriel. La apuesta tenía aroma a café.
La cantidad de modificaciones favoreció al PSG, ya que el ingreso de Leandro Paredes le dio mayor visión ofensiva y en su primera intervención el ex Boca se asoció con la leyenda francesa campeona del mundo en Rusia para buscar el empate. Sólo por la respuesta de Marco Sportiello el partido continuó con la ventaja italiana.
En las instancias finales todo el dominio fue para el elenco de Tuchel. Una salvada de Palomino ante la velocidad de Mbappe, similar a la que Javier Mascherano protagonizó ante Arjen Robben en el Mundial de Brasil, fue un claro ejemplo del sacrificio constante que tuvo que hacer el Atalanta para intentar llegar al objetivo. Aquella idea basada en la presión ofensiva mutó hacia la política de la resistencia en su propio territorio.
Sin embargo, la hazaña se desvaneció por la personalidad de Marquinhos, quien en el minuto 90 empató gracias a su oportunismo. Un golpe que dejó de rodillas al Atalanta, ya que en el tiempo adicionado, la triangulación compuesta por Neymar, Mbappe y Eric Choupo-Moting selló el 2 a 1 a favor del equipo francés que accedió por primera vez en su historia a las semifinales de la Champions League. En la batalla entre David y Goliat, esta vez ganó el más poderoso. Y su próxima parada será ante el Atlético Madrid o el Leipzig.