Por Luis Vazquez-Beckers
Los gobiernos de Colombia y Chile llamaron el martes en una acción coordinadaa consulta a sus respectivos embajadores en Israel como método de protesta por las acciones en Gaza.
Ambos países, con gobiernos de herencia comunista, se integraron así a Bolivia que decidió romper sus relaciones diplomáticas con el estado de Israel en apoyo al terrorismo de Hamás.
Mientras las mayores democracias del planeta, menos las Naciones Unidas (UN), declaran su solidaridad a Israel, Petro y Boric condenan el derecho de Israel a defenderse de los ataques terroristas de Hamás.
Ninguno de los mandatarios sudamericanos han manifestado su más mínima sensibilidad con las víctimas del 7 de octubre, y en algunos casos han responsabilizado a las víctimas de sus malogrados destinos.
«Sus prejuicios son más fuertes que su sentido común, llevándolos a generar el crecimiento de antisemitismo en sus países«, escribió el doctor Ariel Gelblung, director del Centro Wiesenthal para América Latina.
Más allá de Chile y Colombia, Bolivia decidió romper unilateralmente sus relaciones diplomáticas con Israel, liderando el odio contra el pueblo judío en América Latina.
El gobierno de Bolivia acompaña al de Venezuela como estrecho aliado del régimen Irán y por lo tanto enemigo jurado de Israel.
Mientras, al otro lado del mundo Irán amenaza con intervenir en el conflicto de Gaza…