El presidente destituido del gobierno regional de Cataluña, Carles Puigdemont, se encuentra en Bruselas según dijeron este lunes fuentes del Gobierno de España a la agencia EFE, el mismo día en el que Madrid comenzó a tomar el control político de la región.
El mandatario viajó Bélgica, donde se encuentra la sede central de la Unión Europea (UE), junto con otros miembros de su Gobierno depuesto para mantener contactos políticos, y se espera que realicen una comparecencia conjunta por la tarde.
El viaje se hizo público apenas una hora después de que el fiscal general del Estado español, José Manuel Maza, anunciara la presentación de una querella ante la Audiencia Nacional por rebelión, sedición y malversación contra él y el resto del gabinete catalán, así como otra querella ante el Tribunal Supremo contra la mesa del Parlamento.
Esas querellas versan sobre el proceso secesionista impulsado por ambas instituciones y, en concreto, por la declaración de independencia aprobada el viernes pasado por la Cámara autonómica, que fue respondida por el Gobierno español con el cese del Gabinete catalán y la disolución del Parlamento de esa autonomía.
Según fuentes consultadas por El Periódico, el gobierno de España «no estaba preocupado» por el viaje de Puigdemont y su gabinete, ya que su interés estaba en que los funcionarios depuestos no se presentaran en el Palacio de la Generalidad durante el traspaso de poder.
«Que vaya a Bruselas, sede de las instituciones europeas, donde uno de los grandes valores es la defensa del Estado de derecho, de la legalidad, de los valores constitucionales, es una contradicción en sí misma. Para eso que se quede en casa. Es un desatino», señaló el coordinador general del oficialista Partido Popular, Fernando Martínez-Maillo.
Había especulaciones sobre un posible asilo buscado por Puigdemont en Bélgica, en especial luego de que Theo Francken, secretario de Estado perteneciente al partido independentista flamenco N-VA, se lo ofreciera el domingo a través de Twitter.