Vuelos aplazados o cancelados, extensión de rutas, disminución de la carga, costos mayores que serán cada días más frecuente. Y vuelos más movidos, también.
No es asunto solo para los países del norte. Se sentirá en todos lados. Y en un artículo en EarthSky, Ethan Coffel y Radley Horton, de Columbia University explicaron qué es lo que sucede.
Hace dos meses se cancelaron más de 50 vuelos en regiones de Estados Unidos como Arizona por temperaturas altas de hasta 49 °Celsius.
A mayor calor, menor densidad del aire (depende también de la altura) y los aviones deben tomar mayor velocidad para sostenerse, requieren además pistas más largas para decolar, siendo más difícil en aeropuertos más altos.
Y cuando no pueden despegar por eso solo queda una opción; reducir peso. Menos carga y menos pasajeros, entre el 0,5% y 4% de la carga total.
Parece poco, pero no si se consideran años de operaciones con restricciones. Se espera, según los dos expertos, que se presenten hasta 50 días al año de calor extremo en diferentes regiones.
Esas olas se viven ya en aeropuertos como el de Phoenix en Estados Unidos y Dubai. Y en otros de pistas cortas como La Guardia en Nueva York y Reagan en Washington se aplicaron restricciones ya.
La temperatura está subiendo en casi todo el planeta desde hace décadas y nada indica que se detendrá.
Para los investigadores, hay algunas ideas sobre cómo las aerolíneas podrían enfrentar los inconvenientes. Una es cambiar el horario de ciertos vuelos a horas más frescas, aunque por la congestión aeroportuaria no siempre será posible.
A futuro, construir pistas más largas, medida no apta para todos los aeropuertos y el rediseño de aeronaves, lo que tomaría su buen tiempo: aviones menos pesados y más eficientes en el uso de combustible.
Coffel y Horton plantean otra amenaza del cambio climático: la inundación de aeropuertos por aumento en el nivel del mar, siendo muchos los que podrían sufrir por ello.
“Varios sectores de la economía, incluyendo la industria de la aviación, tienen que considerar muy seriamente los efectos del cambio climático”, concluyeron los autores.
Es que construir un aeropuerto o diseñar nuevas naves toma muchos años. Cuando las olas de calor sean más frecuentes, recordaron, todavía volarán muchos de los aviones de hoy.
