Bukele debilita la hegemonía de EE.UU en Centroamérica

Por Rafael P. Palomo - República, de Guatemala

by Redacción

El pasado mes de agosto, la ministra de economía de El Salvador, María Luis Hayem, anunció la inversión de más de USD 1600M en el país. La empresa turca Yilport realizará el desembolso para una sociedad de economía mixta, que le dará la operación de los puertos de Acajutla y La Unión por los próximos 50 años.  

La empresa se encargará de modernizar los dos puertos en el pacífico salvadoreño, con el fin de convertir al país en un centro logístico de mercancías en la región.

De acuerdo con Bukele, se trata de la mayor inversión privada realizada en la historia de El Salvador.

Desde la llegada de Erdogan al poder en 2003, la inversión turca en Latinoamérica ha incrementado en un 6734 % y sus sedes diplomáticas han pasado de seis a 19.

En 2018, la histórica relación entre el país centroamericano y Taiwán cesó, tras la formalización de las relaciones entre El Salvador y la República Popular de China. El nuevo socio fue un regalo escondido para Bukele, que llegaría a la presidencia menos de un año después del inicio del nexo diplomático. Desde entonces, China ha sido una válvula de escape para Bukele. El Salvador se ha permitido resistir a la presión de EE. UU. por investigar la corrupción del gobierno y frenar su regresión democrática bajo el régimen de Bukele gracias a la relación.  

Desde 2019, China le ha facilitado al gobierno obras de infraestructura que representan una inversión de hasta USD 500M.

Entre ellos, la Biblioteca Nacional, por USD 54M; el futuro Estadio Nacional, con un costo de unos USD 100M; una planta potabilizadora de agua, valorada en USD 40M, y el malecón del puerto de La Libertad, con una inversión de USD 24M.

A finales de agosto, también se anunció la construcción de un metro que la India construirá en el área metropolitana de San Salvador. La inversión del país subcontinental también comprende la futura construcción de cuatro teleféricos, actualmente en fase de estudios técnicos. Las autoridades indias y salvadoreñas no confirmaron el costo del proyecto.  

Un estudio de la Cooperación Coreana en El Salvador, realizado en 2022, para un monorriel y cinco teleféricos en el mismo tramo, estima los costos en hasta USD 2 229 millones.  

La tendencia de regresión democrática a nivel global no es ajena a Centroamérica. El fenómeno Bukele ha cambiado el paradigma de la política en la región, como el primer gobierno autocrático en alejarse de EE. UU., sin adscribirse un proyecto socialista. La defensa de valores democráticos por parte del gigante norteamericano supone un obstáculo para el proyecto del presidente salvadoreño.  

Históricamente, EE.UU promueve su agenda a través de una política de zanahorias y palos, con la ayuda internacional como incentivo y el retiro de esta —además de sanciones— como castigo.

No obstante, en la medida que la unipolaridad del sistema internacional ha disminuido, también lo ha hecho la capacidad persuasiva de EE.UU.

Hoy, El Salvador sigue necesitando el apoyo estadounidense, sin embargo, la emergencia de alternativas como China, India y Turquía le ha restado al grado de dependencia con EE.UU.  

Según Bukele, las inversiones chinas no exigen nada a cambio. Las describe como una “cooperación no reembolsable y sin condiciones”. Lo mismo se espera del dinero proveniente de India y Turquía. Más allá de obligaciones geopolíticas, la política internacional de estas potencias emergentes es terminar de convertir el orden mundial en uno multipolar.  

La capacidad de poder blando de EE.UU se está viendo debilitada, no solo en regiones lejanas como el Medio Oriente, sino que en su propio patio trasero.

Bukele y su poco interés por adscribir la agenda de democracia liberal occidental han supuesto una apertura a la esfera de influencia de EE.UU.

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