La Cámara de Representantes de Estados Unidos adoptó este jueves la reforma fiscal impulsada por Donald Trump, aunque hay incertidumbre sobre si sobrevivirá al voto del Senado, donde los republicanos tienen una exigua mayoría.
La Cámara baja, dominada por los republicanos, aprobó por 227 votos contra 205 el proyecto de ley que reduce los impuestos de las empresas y de los trabajadores a partir de 2018. La oposición demócrata votó unánimemente en contra, al igual que 13 legisladores republicanos.
«Lo que estamos haciendo hoy no es determinar el sistema fiscal que vamos a tener, lo que estamos haciendo es determinar qué tipo de país vamos a tener», aseguró el congresista republicano Paul Ryan, presidente de la Cámara y uno de los principales diseñadores de la propuesta, minutos antes de la votación.
El plan, que aún debe votarse en el Senado para su aprobación definitiva, incluye una bajada del impuesto de sociedades que pagan las empresas de 35 % a 20 %, y reducir de los siete actuales a cuatro los tramos impositivos.
Ryan ha insistido en que el plan supone un «alivio real» para la clase media y ha recalcado que el ahorro para la típica familia estadounidense sería de 1.182 dólares al año.
El presidente Trump, que ha alabado la reforma como «el mayor evento fiscal de la historia del país», visitó hoy el Congreso para reunirse con los legisladores antes del voto.
A la par que la Cámara, el Senado trabaja en una propuesta paralela, con algunas modificaciones, que se prevé sea sometida a votación en diciembre, y donde los republicanos cuentan con una mayoría más pequeña, por lo que se esperan más obstáculos para que salga adelante.