El astronauta estadounidense de origen salvadoreño Frank Rubio dijo el viernes que salvo por una molesta en la espalda, se siente casi al “100 %” recuperado a menos de tres semanas de haber regresado a la Tierra después del récord de 371 días continuos en la Estación Espacial Internacional (EEI).
Durante una conferencia de prensa en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston (Texas), Rubio, de 47 años, aseguró que aún tiene un poco de molestias en la espalda baja y en los pies.La salud y recuperación de Rubio ha despertado gran interés porque es el astronauta de la NASA con más días continuos en el espacio y su experiencia ayudará a la preparación de futuros planes para regresar a la Luna y llegar a Marte.
El astronauta, que es médico, confesó que tenía temor por su adaptación a la llegada, especialmente por cómo respondería su cuerpo a la gravedad. “Apenas aterrizamos mi cuerpo entendió que estábamos en la Tierra, que no estaría flotando más”, explicó.
Después de pocos días logró dormir bien y no ha tenido problemas con su alimentación.
También reconoció que su estado mental es muy bueno, esto gracias al apoyo que recibió de sus compañeros en la EEI, el equipo de la NASA, su familia, amigos, la comunidad, y “la fe” que mantuvo todo este tiempo.
El hispano contó que de su año fuera de la Tierra lo que más extrañó fue salir y disfrutar de la naturaleza. En este tiempo también le sirvió para apreciar “lo único” que es este planeta.
“Nos permite apreciar y decir tenemos que cuidarla y tenemos que cuidarla de tal manera que nos aseguremos que nuestros hijos y nuestros nietos tengan un gran futuro”, puntualizó.
Rubio se vio obligado a quedarse seis meses más de lo que tenía programado. El astronauta nacido en Los Ángeles, de madre salvadoreña, partió el 21 de septiembre de 2022 a bordo de la Soyuz MS-22 y debía regresar inicialmente en marzo de 2023.
Pero a mediados de diciembre del año pasado la agencia espacial rusa, Roscosmos, detectó una avería en el sistema de refrigeración en el casco exterior de la nave debido al impacto de un micrometeroide, lo que obligó a retrasar el regreso del astronauta y permanecer en el EEI con cuatro diferentes tripulaciones y alzarse con dos récords en su haber.
Reconoce que “fue difícil” saber qué iba a perder seis meses de experiencias con su familia pero su entrenamiento y experiencia militar le ayudó: “uno sabe que tiene una misión y tiene un trabajo que hacer y uno se enfoca”.
Manifestó que los importante es “enfocarse en la misión y tomar la decisión de que lo voy a hacer con la mejor actitud posible”.
Parte de esa fuerza psicológica también la obtuvo de su mamá Myrna Argueta, que reside en El Salvador, su esposa Deborah, sus cuatro hijos, y la comunidad hispana que le apoyaron dándole “resiliencia y fortaleza”.
También es consciente de la responsabilidad que tiene al representar a El Salvador y a su comunidad hispana. “Es un gran orgullo de representar no solo a nuestro país pero también a nuestra comunidad, y como siempre he dicho soy uno de los primeros pero no de los últimos de los hispanos que vamos a seguir haciendo parte de la historia”.
El astronauta destacó que en los seis meses más que tuvo que quedarse en la EEI también le permitió avanzar en sus experimentos científicos.
“Aprendí de mis errores y fui mucho más eficiente”, valora sobre su trabajo en el segundo semestre que estuvo en órbita. “Creo que cada información que tomamos (de esta misión) es importante porque necesitamos estar preparados para ir a la Luna o Marte”, señaló.