El Renacimiento es un nombre aplicado a la etapa histórica que da inicio a la Edad Moderna; en este periodo se reflejan los ideales del movimiento humanista que se desarrolló en Europa en el siglo XVI. Si hablamos de la morfología urbana aplicada en territorio italiano, observamos cómo imperaba una agrupación conformada por pequeñas ciudades Estado, como por ejemplo las de Florencia o Roma, dominadas por aristócratas o miembros relativos a la banca. En la Italia del siglo XIV, las dinastías, como por ejemplo los Medici en Florencia, fueron capaces de ostentar el poder y mantenerse en la cumbre a lo largo de muchos años, sobreponiéndose a muchas dificultades inherentes relativas al control de un territorio. En el resto de Europa, los reyes mandaban con el apoyo de la burguesía ciudadana, que lentamente, pero de manera progresiva, fue ganando peso en relación con las altas esferas implícitas. En el ámbito económico, se produjo un ascenso notable y positivo en la mayoría de los aspectos de la vida.
Esta nueva riqueza repercutió en el arte, porque gracias a este nuevo contexto se produjo un ascenso cultural en el entorno de los reyes y en la residencia de los diversos mecenas. En definitiva, el Renacimiento es una etapa con un alto desarrollo literario, artístico y científico y Florencia se benefició tanto material como culturalmente de este gran cambio social, que ubica al hombre como epicentro de su cosmogonía. La urbe florentina, considerada como uno de los símbolos del Renacimiento italiano, dispone de un papel predominante en este periodo y es imborrable la huella que éste dejó en la ciudad a nivel histórico y cultural.
En este contexto delimitado nos encontramos con una figura destacable: Lorenzo de Medici, un estadista italiano y líder de la República de Florencia durante el periodo descrito. Apodado como Lorenzo el Magnífico por sus contemporáneos, el florentino fue un diplomático y mecenas de eruditos, artistas y poetas. Uno de los hechos más notables es su contribución al mundo del arte, configurándose como uno de los mecenas más populares de la historia universal. Su vida coincidió con el punto más álgido y dorado del Renacimiento italiano. Gracias a su gran intelecto y su valer como estadista, personalizó el ideal de ser humano polimático: poeta, filósofo, mecenas y diplomático. También practicaba los juegos de cartas, símbolo del ocio florentino y muestra de su integración en la sociedad del momento. De hecho, en su obra también encontramos referencias a los juegos de casino, entre los que destacan, curiosamente, la bassetta e il frusso.
Lorenzo gozó de una gran popularidad y un gran prestigio en el territorio europeo. Gracias a su influencia, los artistas y pintores florentinos se convirtieron en embajadores de facto al servicio de los príncipes y mandatarios. Lorenzo garantizó un periodo de equilibrio entre las diversas potencias italianas. También fue un ávido coleccionista y fundó la biblioteca Laurenciana. Uno de los artistas más destacados del periodo analizado, como es Sandro Botticelli, fue una persona muy cercana al personaje gracias a su apoyo explícito.