Los sombríos pronósticos para América Latina

by Redacción

Por Andrés Oppenheimer

Los nuevos pronósticos económicos para América Latina son deprimentes, y no hace falta tener un doctorado en economía para entender por qué: la región exporta muy poco, y está atrayendo cada vez menos inversiones extranjeras.

Según un informe del Banco Mundial, la economía de la región crecerá solo un 1,4 por ciento en 2023, una tasa inferior a la esperada. Y el crecimiento económico regional en 2024 y 2025 será de solo 2,4 por ciento por año, demasiado poco para poder reducir la tasa de pobreza.

“Los vientos en contra han aumentado, y la perspectiva para 2023 es sustancialmente más sombría que en 2022”, dice la institución financiera internacional con sede en Washington DC.

En México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador había prometido un crecimiento del 4 por ciento anual, el banco pronostica que la economía crecerá un 1,5 por ciento este año y un 1,8 por ciento el próximo. Eso no será suficiente para dar trabajo a los millones de jóvenes que se sumarán a la población de edad laboral.

El pronóstico para Argentina es que su economía tendrá un crecimiento 0 este año y del 2 por ciento el próximo año. Brasil crecerá solo un 0,8 por ciento y un 2 por ciento, y Colombia un 1,1 por ciento y un 2,8 por ciento, respectivamente.

La economía de Chile, hasta hace poco la estrella económica de la región, sufrirá una contracción del 0,7 por ciento este año y crecerá un 2,1 por ciento el próximo año. Perú crecerá un 2,4 por ciento este año y un 2,8 por ciento en 2024, dice el banco.

El crecimiento de El Salvador se moderó hasta el 2,8 por ciento en 2022 y se espera que alcance una media del 2,3 por ciento en 2023.  A mediano plazo, se prevé que el PIB converja al 2,1%, por encima de las medias históricas, gracias al consumo privado, la inversión pública y el turismo.

William Malone, el economista jefe para la región del Banco Mundial, me dijo que varios factores externos están causando la desaceleración económica de la región, incluidos un crecimiento mundial más débil de lo esperado, tasas de interés más altas de Estados Unidos y bajos precios de las materias primas que exporta Latinoamérica.

Pero hay problemas autoinfligidos que impiden que la región crezca más rápido, agregó.

Entre ellos está una gran disminución de las inversiones extranjeras. Con la excepción de México, las inversiones extranjeras directas en la región han estado cayendo en términos absolutos, y en relación con los demás países del mundo en desarrollo.

La inversión extranjera total en la región se redujo en un 35 por ciento durante la última década, dice el Banco Mundial. En la década de 1990, América Latina representaba el 43 por ciento de las inversiones globales en los países emergentes, pero esa cifra ha caído alrededor del 15 por ciento en la actualidad, afirma.

Las exportaciones latinoamericanas se mantienen “entre las más bajas del mundo” en relación con el tamaño de la economía regional, y han permanecido estancadas durante los últimos veinte años.

Malone me dijo que considerando la cercanía de la región con el mercado estadounidense y sus acuerdos comerciales, “se está exportando mucho menos de lo que uno esperaría”.

Mientras que las exportaciones de bienes representan el 65 por ciento del total de las exportaciones de los países de Medio Oriente y África del Norte, y el 43 por ciento de las de África subsahariana, apenas corresponden al 37 por ciento de las exportaciones latinoamericanas, dice el banco.

“Todavía hay demasiados obstáculos para exportar e importar”, me dijo Malone, refiriéndose a las barreras aduaneras y no aduaneras. “Los costos del comercio son cuatro veces mayores que en los países (desarrollados) del norte. Eso obviamente hace que sea más difícil exportar”.

Alberto Bernal, jefe de estrategias globales de XP Securities, me dijo que el pronóstico sombrío del Banco Mundial es similar al de la mayoría de los economistas privados. “Hay un consenso de que va a ser un mal año en términos de crecimiento”, me señaló.

Pero el informe del Banco Mundial, titulado “La promesa de la integración”, dice que hay enormes oportunidades potenciales para la región. En medio de crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, muchas multinacionales estadounidenses están ansiosas por mudar sus fábricas de China a México y otros países más cercanos al mercado estadounidense.

En resumen, América Latina tiene una oportunidad de oro para atraer inversiones, crecer y reducir la pobreza. Si no la está aprovechando, es principalmente por culpa propia.

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