Una gigantesca explosión de un meteorito en la atmósfera de la Tierra fue detectada por la NASA, que registró una fuerza que multiplica por 11 el impacto de la bomba atómica usada en Hiroshima y marca la explosión más grande de su tipo desde la de Cheliábinsk, en Rusia, seis años atrás.
El hecho ocurrió en diciembre, pero no se registro en las redes sociales ni fue detectada por el ojo humano por su lejana ubicación: cerca de la península rusa de Kamchatka, sobre el mar de Bering, en pleno invierno boreal.
Una explosión de este tipo no es nada habitual, ya que ocurre dos o tres veces cada siglo, según explicó a la BBC Lindley Johnson, especialista de la NASA.
La NASA fue alertada del evento por la Fuerza Aérea de EEUU, cuyos satélites militares registraron la explosión.
El asteroide entró a la atmósfera a una velocidad de 32 kilómetros por segundo, con un ángulo de siete grados. El cuerpo celeste, de varios metros de diámetro, explotó a unos 25 kilómetros de la superficie terrestre y la energía tuvo un impacto de 173 kilotones: casi 11 veces más que los 16 kilotones de la bomba nuclear usada en Hiroshima.
«Eso fue un 40% del lanzamiento de energía de Chelyabinsk, pero fue sobre el mar de Bering, por lo que no tuvo el mismo tipo de efecto ni apareció en las noticias», manifestó Kelly Fast, investigadora de la agencia espacial norteamericana.
«Esa es otra cosa que tenemos en nuestra defensa, hay mucha agua en el planeta», agregó.
José María Madiedo, profesor de la Universidad de Huelva, explicó al diario español ABC que si bien «puede parecer muchísimo», no es comparable con Hiroshima: «Hay que tener en cuenta que la bomba de Hiroshima explotó casi a nivel del suelo, mientras que en este caso su altura hace que esa energía disminuya mucho».
Por ese motivo, consideró que si el meteorito hubiese impactado en un área poblada, no hubiese provocado daños significativos.
De todos modos, no ocurrió totalmente alejada de la civilización. La doctora Kelly Fast explicó que la zona de explosión no está alejada del recorrido habitual de varios vuelos comerciales entre América y Asia.
Por el momento, ninguna aerolínea reportó haber estado cerca al evento, pero todavía se están revisando los registros de vuelo.
El bólido que impactó en 2013 en Rusia liberó una energía de 500 kilotones y dejó casi 1.500 heridos por la onda expansiva, ante el destrozo de ventanas y daños materiales.