Unión Europea aprobó primera respuesta de aranceles a EE.UU

Los estados miembros han avalado el listado de unos 1,600 productos de EE.UU

by Redacción

Los Estados miembros de la Unión Europea (UE) dieron el miércoles luz verde a las contramedidas propuestas por la Comisión Europea (CE) para responder a los aranceles del 25 % que Estados Unidos ha impuesto al acero y al aluminio.

Estas contramedidas, valoradas en aproximadamente 21,000 millones de euros (unos 23,000 millones de dólares), se aplicarán a una amplia gama de productos estadounidenses y se desplegarán de forma escalonada a lo largo de 2025. La primera fase entrará en vigor a mediados de abril e incluirá una lista extensa y diversa de productos, tanto agrícolas como industriales. Entre ellos figuran maquinaria pesada, productos químicos, conservas y textiles. La segunda fase está prevista para mediados de mayo, mientras que una tercera ronda de aranceles se implementará en diciembre, centrada especialmente en productos como las almendras y la soja procedentes de Estados Unidos.

Durante las negociaciones internas, algunos productos que figuraban inicialmente en la lista propuesta por la Comisión fueron finalmente excluidos. En particular, el bourbon, el vino y los productos lácteos quedaron fuera tras las conversaciones con los Estados miembros, pese a estar contemplados en un primer borrador de represalias comerciales. Esta exclusión refleja el intento de la UE de minimizar el impacto en sectores sensibles europeos y evitar una escalada innecesaria en las tensiones bilaterales.

Washington endurece sus medidas con aranceles “recíprocos”

La aprobación de estas medidas coincide con la entrada en vigor de los llamados aranceles “recíprocos” por parte de Estados Unidos, anunciados por la administración de Donald Trump el pasado 2 de abril. Estas medidas afectan a más de 50 países, con gravámenes que alcanzan hasta el 50 %, e incluyen un arancel del 20 % para productos europeos y uno del 104 % para importaciones chinas, como parte de una estrategia más amplia de Washington para reducir su dependencia del acero extranjero y reforzar su industria nacional.

En paralelo, la Comisión Europea está trabajando en un nuevo paquete de medidas dirigidas específicamente a los aranceles estadounidenses sobre el sector del automóvil. Según indicó Olof Gill, portavoz de Comercio de la Comisión, este plan se presentará a principios de la próxima semana y seguirá una hoja de ruta similar a la utilizada anteriormente para el acero y el aluminio.

La UE ha insistido en su voluntad de diálogo y ha reiterado que su objetivo sigue siendo negociar con Estados Unidos una solución que permita desescalar el conflicto comercial. El Ejecutivo comunitario ha calificado su respuesta como “gradual, calmada, calibrada y específica”. Esta estrategia pretende mantener la unidad entre los socios europeos y, al mismo tiempo, enviar una señal clara a Washington de que la UE está dispuesta a defender sus intereses.

Reuniones sectoriales y preocupación en los mercados

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen (Europa Press)

Como parte de este enfoque, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha intensificado las reuniones con representantes de los sectores más afectados. El lunes pasado se reunió con líderes de las industrias del acero y la automoción; el martes, con representantes del sector farmacéutico; y este miércoles recibió al director ejecutivo de AmCham EU, Malte Lohan, en representación de la Cámara de Comercio de EE.UU en la UE. Estas reuniones buscan evaluar el impacto real de las medidas y adaptar las respuestas europeas a las necesidades de sus industrias.

El contexto económico también ha contribuido a la presión política. La entrada en vigor de los aranceles ha generado inquietud en los mercados financieros europeos. El índice IBEX 35 registró una caída cercana al 2 %, arrastrado por sectores industriales y exportadores. En Alemania y Francia, los índices bursátiles también reflejaron una fuerte volatilidad. Algunos bancos centrales, como los de Japón y Nueva Zelanda, han reaccionado con ajustes de política monetaria para contrarrestar la incertidumbre global provocada por la guerra comercial en expansión.

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