Cuando comenzó su carrera, en el Instituto sobre el Cáncer Dana Farber, Judith Campisi descubrió un proceso celular, la senescencia, por el cual las células dejan de proliferar. Es una especie de seguro contra el cáncer: una célula no muere, sino que entra en un estado zombie, en el cual ya no se divide. Pronto Campisi comprendió que en ese caso las células senescentes se acumulan, y con el paso de los años se convierten en la causa principal de los males del envejecimiento: la inflamación crónica.
Campisi espera ahora terminar su carrera con el descubrimiento de una clase nueva de drogas, las senolíticas, que convencen a las células zombies de morir y, de ese modo, detienen y hasta revierten los padecimientos de la vejez.
Un estudio de 2016 lo comprobó en ratones. Los investigadores irradiaron las patas de los roedores para provocarles los mismos estragos que trae la edad. Luego los trataron con senolíticos, y los ratones regresaron a su estado preradiación, un resultado que se mantuvo durante los siguientes siete meses.
Las moléculas que secretan las células zombies no solo alertan a las que la circundan sobre su existencia: también las estimula hacia la senescencia. Así la inflamación crónica se da en un círculo. «Y la inflamación crónica es parte de casi todas las enfermedades graves vinculadas a la edad, desde la degeneración neuronal hasta, irónicamente, el cáncer en la vejez», señaló la médica.
En Unity Biotechnology, la empresa que cofundó con Jan van Deursen, de la Clínica Mayo, Campisi tiene una ambición enorme: probar los senolíticos en humanos para condiciones determinadas, como por ejemplo el tratamiento de la osteoartritis y el glaucoma. En lugar de continuar los estudios generales en otros animales, prefieren apostar al resultado positivo de un estudio específico que permita la aprobación de las autoridades.
«Así, otros investigadores usarían las drogas con fines diferentes a los establecidos», explicó, lo que permitiría nuevos hallazgos de usos posibles. De ese modo sería más rápido el camino hacia un tratamiento general, «que alivie las disfunciones en individuos frágiles con múltiples enfermedades».
Unity aspira a tener una droga en las primeras etapas de ensayo dentro de un año.»No estamos hablando de décadas», dijo Campisi. «Creo que la mayoría de la gente que piensa en intervenciones con drogas lo hace en términos de un par de años, no un par de décadas».
A diferencia de medicaciones como la metformina y el sirolimús, que mostraron efectos antiedad pero casualmente, pues se desarrollaron con otros fines (el tratamiento de la diabetes y la prevención del rechazo de transplantes, respectivamente), señaló Quartz cuando se publicó otro estudio sobre senolíticos, estas drogas nacen especialmente dirigida a tratar el envejecimiento como una condición.
El estudio que citó la revista señaló que los experimentos en ratones también revelaron que los senolíticos mostraron resultados positivos contra la fragilidad en general, los problemas cardíacos, la calcificación, la hiporeacción vascular, la diabetes, la osteroporosis, la degeneración de los discos entre las vértebras y la fibrosis pulmonar, entre otras enfermedades. «Podrían transformar la medicina genética al permitir la prevención o el tratamiento de múltiples enfermedades y déficits funcionales en paralelo, en lugar de uno por vez», según el texto.
Unity Biotechnology llegó a la bolsa en mayo de 2018, informó San Francisco Business Times, con 5 millones de acciones a USD 17 cada una. Entre los que ya se habían interesado en invertir en la firma en sus orígenes se destaca Jeff Bezos, el fundador de Amazon. Por ahora, la empresa solo tiene gastos: USD 87 millones en seis meses para la preparación del ensayo en personas. Pero si obtiene un resultado positivo podría cambiar el modo en que se concibe la medicina moderna.