Sommarøy significa «isla de verano». Una forma de ver el vaso medio lleno. Durante los 69 días que dura la temporada estival, entre el 18 de mayo y el 26 de julio, el sol no se pone nunca en esta peculiar isla. Como contrapartida, entre noviembre y enero, sus 321 habitantes viven una noche que parece eterna.
Antes de que se inventaran los relojes, la única forma de organizar el tiempo era a través del contraste entre el día y la noche. En un lugar en el que durante tantos días al año la presencia o ausencia del sol sirve de poco para orientarse, el reloj parecería más importante que en cualquier otra parte.
Sin embargo, los vecinos de Sommarøy tomaron una determinación drástica: convertirse en la primera «zona libre de tiempo». Están decididos a que ya no preocuparse por la hora para decidir qué hacer.
La asamblea comunitaria elevó el pedido a las autoridades municipales la semana pasada. El proyecto implica, entre otras cosas, que las tiendas ya no tengan un horario de apertura ni de cierre.
«Cuando vengas aquí, deberías poder tirar tu reloj y vivir tu vida», sostuvo Kjell Ove Hveding, el principal impulsor de este cambio cultural, consultado por NRK. «En todo el mundo las personas se caracterizan por el estrés y la depresión. En muchos casos esto puede estar relacionado con la sensación de no llegar, y aquí el reloj juega un papel importante. Seremos una zona libre de tiempo donde todos puedan vivir sus vidas al máximo».
La propuesta es radical, aunque tampoco llega al extremo de plantear una sociedad sin reglas. «Los niños y los jóvenes todavía tienen que ir a la escuela, pero hay espacio para la flexibilidad. Uno no necesita que lo pongan en una caja en forma de horas de escuela o de trabajo. Nuestro objetivo es proporcionar toda la flexibilidad 24 horas al día, siete días a la semana. Si quieres cortar el césped a las cuatro de la madrugada, hazlo», afirmó Hveding.
No obstante, algunos habitantes de la isla tienen dudas sobre la factibilidad del cambio. Es el caso de Malin Nordheim, que trabaja como recepcionista en el Hotel Sommarøy Arctic.
«Creo que esto es emocionante, pero también soy un poco escéptica. Será un reto para los huéspedes en relación con el check-in y el check-out, así como con los horarios de apertura del bar y del restaurante», afirmó.
Pero los defensores de la iniciativa sostienen que de eso se trata, de convertir a Sommarøy en un destino en el que todos, incluidos los visitantes, puedan experimentar lo que es vivir sin tiempo. Puede ser un imán para cierto tipo de turistas que están en busca de experiencias únicas.