Salmista evangélico y periodista-rockero desplazan a los partidos políticos tradicionales en Costa Rica

by Redacción

Un diputado evangélico y un novelista de izquierda se enfrentarán por la presidencia de Costa Rica en una segunda vuelta en abril, en una muestra de cómo la religión vuelve a ganar influencia en el debate político latinoamericano.

El cantante cristiano y expresentador de televisión Fabricio Alvarado Muñoz se impuso el domingo en las urnas, pero lejos del 40 por ciento que le daba el triunfo inmediato, por lo que se medirá con el oficialista Carlos Alvarado Quesada, periodista y excantante de rock progresivo.

El avance de los Alvarado, que no son familia, terminó de quebrar el bipartidismo que dominó la estable nación desde mediados del Siglo XX: por primera vez, ninguno de los dos partidos históricos -Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana- competirán por el poder en segunda vuelta.

Un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obliga a Costa Rica a legalizar el matrimonio homosexual cambió el foco de la campaña hacia la religión y los valores.

Con su amenaza de sacar al país de la Corte para defender la «soberanía», Alvarado Muñoz se convirtió en un fenómeno electoral que capitalizó el voto ultraconservador de un país con un 70 por ciento de católicos y un 15 por ciento de evangélicos.

«(Proponemos) la soberanía de la familia como base fundamental de la sociedad, donde se gestan los valores. Costa Rica le ha dado un mensaje a los partidos tradicionales: nunca más se metan con la familia», dijo Alvarado Muñoz, de 43 años, en el discurso de victoria ante sus emocionados seguidores.

El carismático salmista, obtuvo un 24,9 por ciento de los votos, mientras que su partido Restauración Nacional (PRN) habría logrado 14 diputados en la Asamblea, un contundente avance respecto al único curul que ocupaba el propio Alvarado Muñoz desde 2014, según cifras de la autoridad electoral con casi el 93 por ciento de mesas escrutadas.

¿PROGRESISMO?

El ascenso del aspirante evangélico en Costa Rica, que celebrará la segunda vuelta el 1 de abril, muestra que sigue habiendo apetito electoral por candidatos alternativos en América Latina, donde este año también hay presidenciales en Brasil, México, Colombia, Venezuela y Paraguay.

Guatemala eligió presidente en 2015 a Jimmy Morales, un humorista también evangélico; mientras que en los comicios hondureños del año pasado, Salvador Nasralla, un presentador de televisión de corte izquierdista, que también ha declarado ser evangélico, estuvo a punto de arrebatarle el poder a los partidos tradicionales.

En Costa Rica, Alvarado Muñoz ganó visibilidad como líder de un grupo de diputados evangélicos que se dedicó a obstaculizar la agenda progresista del actual presidente Luis Guillermo Solís, oponiéndose a la unión de parejas del mismo sexo, la fertilización in vitro y la educación sexual en las escuelas.

«No hay nada más progresista que defender la familia y la vida», dijo el conocido expresentador de televisión al celebrar el domingo acompañado de su esposa y dos hijas.

Mientras, su rival también protagonizó otro fenómeno electoral: la remontada de última hora.

Carlos Alvarado Quesada, periodista, exministro, escritor y rockero de 38 años, corrió casi toda la campaña por debajo en las encuestas hasta que la amenaza conservadora animó a sus bases, decepcionadas por los escándalos de corrupción que salpicaron al Gobierno de Solís.

El exvocalista de la banda de rock progresivo Dramatika, que logró el 21,7 por ciento de los votos, ha prometido mantener algunos planes del actual gobierno, donde ocupó las carteras de Desarrollo Social y de Trabajo, incluyendo la estancada reforma fiscal que amenaza con descarrilar la economía.

Pero el joven aspirante tendrá cuesta arriba captar los votos del empresario Antonio Álvarez Desanti, quien aceptó su derrota con un 18,6 por ciento de los votos, y del resto de candidatos -mayoritariamente conservadores- en un país en el que dos tercios de la población rechaza el matrimonio igualitario.

«La Costa Rica del Siglo XXI requiere un gobierno que sepa llevar adelante, con vigor, amor y alegría la agenda de la igualdad», dijo Alvarado Quesada azuzado por los gritos de «Sí se puede» de sus seguidores.

You may also like

Leave a Comment