Las tensiones comerciales entre la Unión Europea (UE) y EE.UU se intensificaron esta semana cuando Bruselas anunció aranceles por valor de 26.000 millones de euros (28.000 millones de dólares) sobre productos estadounidenses, en respuesta a los gravámenes del 25 % impuestos por la administración Trump sobre el acero y el aluminio.
“Un juego en el que todos pierden”
Cecilia Malmström, quien fue comisaria de Comercio de la UE durante el primer mandato de Trump, considera este intercambio de aranceles como, “definitivamente, un conflicto en escalada”. Y sostiene que cualquier idea de que “una de las partes pueda ganar” refleja un malentendido fundamental sobre la naturaleza de las guerras comerciales.
“Es un juego en el que todos pierden”, dijo a DW, y añadió que los más perjudicados serán los consumidores y la gente común, ya que los precios subirán, afectando la inflación, el empleo y el crecimiento.
Malmström describió la idea de que “una gran edad dorada de los aranceles llegará a EE.UU” como una ilusión en la que muy pocos economistas a nivel mundial creen. “Quizás haya algunos alrededor del presidente Trump, pero diría que el 95 % de los economistas en todo el mundo coinciden en que los aranceles, en general, no son algo positivo”, afirmó.
La Unión Europea ha dejado claro que está fundamentalmente en contra de aranceles. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, señaló que los aranceles más altos están alterando las cadenas de suministro. “Generan incertidumbre para la economía. Los empleos están en juego y los precios subirán”, dijo a los periodistas en Bruselas, al anunciar la respuesta de la UE el jueves.
La campaña arancelaria de Trump ha generado una gran preocupación sobre los riesgos para la economía estadounidense. Varios bancos de Wall Street y analistas han rebajado sus previsiones de crecimiento para la mayor economía del mundo, debido a datos económicos más pesimistas y al temor de que los aranceles puedan afectar la inflación.

“La relación comercial más importante del mundo”
No hay duda de que hay mucho en juego. La UE describe la relación comercial transatlántica como “la relación comercial más importante del mundo”.
El comercio de bienes y servicios entre la UE y EE. UU. ascendió a 1,6 billones de euros en 2023, según datos de la Comisión Europea en Bruselas. El brazo ejecutivo de la UE describe la relación como “equilibrada”, afirmando que la diferencia entre las exportaciones de la UE a EE.UU y las exportaciones de EE.UU a la UE equivale a “solo el 3 % del comercio total” entre ambas partes.
Trump se queja constantemente de que la UE vende mucho más a EE. UU. de lo que compra. Los datos de la UE muestran que el bloque exportó bienes por valor de 503.000 millones de euros al mercado estadounidense en 2023, mientras que importó 347.000 millones. Sin embargo, la UE reconoce que tiene un déficit en el comercio de servicios con EE. UU. de 109.000 millones de euros.
En cuanto a las vulnerabilidades europeas, Malmström, ahora investigadora en el Instituto Peterson de Economía Internacional, muestra especial preocupación por la industria automotriz.
“Es un objetivo del presidente Trump, no solo la industria automotriz alemana, sino la industria automotriz en general. Ya están siendo afectados”, señaló, citando como ejemplo al gigante sueco Volvo en su natal Gotemburgo.
Daños en ambos lados
Malmström insta a la UE a estar “lo más preparada posible” para una disputa prolongada y potencialmente dañina. Aboga por el uso del Instrumento Anticoercitivo de la UE (ACI), una herramienta introducida a finales de 2023, principalmente para hacer frente a China, después de que Pekín interrumpiera gravemente el comercio con Lituania, cuando Taiwán abrió una oficina de representación en Vilna.
Aunque el ACI nunca se ha utilizado, Malmström cree que finalmente podría ser necesario recurrir a él, si la UE determina que el enfoque de Trump equivale a una forma de “coerción económica”. En ese caso, la UE tendría poderes legales para tomar medidas. “Podría tratarse de aranceles, restricciones a la exportación, limitaciones a las inversiones o restricciones en la contratación pública. Es una caja de herramientas bastante grande”, explicó.
Por ahora, Malmström espera que “todavía se pueda alcanzar un acuerdo”, a pesar del actual intercambio de aranceles, que considera necesario para “negociar desde posiciones equitativas”.
Pero, por supuesto, concluye, “nadie quiere que esto se prolongue durante años. Nuestras industrias en Europa ya están sufriendo, y el daño también será grande en EE.UU”.
Con información de DW