«Como presidente electo, extiendo mi mano y abro mi mente para escuchar con atención a los demás y acordar, en un gran diálogo, un acuerdo nacional que consolide la paz y la seguridad» y construir «una nueva Honduras», declaró Hernández, 49, en una cadena de radio y televisión.
En respuesta, el coordinador de la izquierdista Alianza de Oposición contra la Dictadura, el presidente derrocado en 2009, Manuel Zelaya, rechazó el llamado al diálogo y expresó que solo conversaría con él si es «para que se reconozca el triunfo de (Salvador) Nasralla».
– Nueva votación –
Nasralla, un presentador de televisión de 64 años postulado a la presidencia por la alianza de izquierda, declaró en Washington que solo aceptaría dialogar para fijar la fecha de una nueva votación.
Entre tanto, en el norte del país se avivaban las protestas que convulsionaron al país desde el lunes, aunque las dos principales ciudades hondureñas, Tegucigalpa y San Pedro Sula, se mantenían en calma.
Hernández, candidato del Partido Nacional (PN, derecha), fue declarado la noche del domingo ganador de las elecciones por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), pero la alianza opositora alegó «fraude» y llamó a sus seguidores a protestar a la calle.
El tribunal atribuyó a Hernández 42,95% de los votos contra 41,42% de Nasralla.
El conteo de votos despertó dudas entre opositores y observadores internacionales, luego de que Nasralla apareciera con ventaja en el primer corte, con 57% de las urnas contadas, y Hernández tomara ventaja después de una serie de interrupciones en el sistema de cómputo del TSE.
«Sí, yo quiero participar en el diálogo para que él (Hernández) entienda que con cuatro años con él gobernando y todo el pueblo en contra hay ingobernabilidad», dijo Nasralla a la AFP durante una visita a Washington.
En rueda de prensa Nasralla propuso en la capital estadounidense que «la salida en Honduras pasa por un inmediato proceso de negociación con el acompañamiento de la comunidad internacional para definir tres puntos claves: cuándo, cómo y bajo qué condiciones llevaremos a cabo, lo más inmediato posible, nuevas elecciones presidenciales».
– Gobierno anémico –
El analista Raúl Pineda, un miembro del oficialista PN retirado de la actividad política, dijo que si Hernández persiste en quedarse tendrá un «gobierno anémico» acosado por sospechas de fraude y el rechazo de la oposición.
«Veo ese llamado (al diálogo) como inevitable, protocolariamente hablando, pero no veo que sea muy fervoroso. Honduras necesita un convocante con legitimidad que pueda sentar a las partes en conflicto para buscar salida a una crisis política que tiende a agravarse», declaró Pineda a UneTV.
Entre la noche de domingo y el lunes, opositores bloquearon calles en todas las zonas del país con fogatas alimentadas con llantas, palos y rocas, mientras policías y militares usaron gases lacrimógenos para desalojarlos.
Las protestas finalizaron en la capital, bajo lluvias intermitentes todo el día, pero se mantuvieron esporádicamente en la región norte, con saldo de heridos por choques entre manifestantes y policías.
Amnistía Internacional anunció que 14 personas habían muerto en la ola de protestas realizadas desde las elecciones, pero según la oposición han aumentado a cerca de 24.
Hernández buscó la reelección amparado en un fallo de la Sala de la Constitucional que se lo permitió, a pesar de que la Constitución lo prohíbe en artículos «pétreos», solo reformables después de una consulta popular o una asamblea constituyente.