Al asumir la presidencia de El Salvador, Nayib Bukele estaba enfrascado en negociaciones con las temibles pandillas, ante circunstancias aún no aclaradas, su gobierno acabó con sus negociaciones con los grupos terroristas e inició una serie de actos violentos que derivaron en un estado de «excepción» que luego de más de dos años de ser efectivo es ya un estado «permanente».
En su guerra contra las maras, Bukele ha encarcelado a casi 82,000 supuestos delincuentes y revirtió el asunto: El Salvador registra la tasa de homicidio más baja en tres décadas.
El desplome en los registros de inseguridad le valió la reelección, una inconstitucional, pero la logró. En febrero de este año, Bukele se convirtió en uno de los presidentes más votados de la historia, con casi el 85% de sólo un 50% que decidió votar en los comicios. Su popularidad y adhesión fue superior a la de su primer mandato.
Pese a ello, un gran sector de la población le exige que revea algunos puntos de su política de seguridad.
Durante las celebraciones por el 203° aniversario de la independencia de El Salvador, miles de personas se manifestaron contra el gobierno.
Desde el centro histórico de San Salvador, activistas de derechos humanos y familiares de detenidos le pidieron a Bukele que revea la situación del régimen de execpción, que entró en vigor en marzo de 2022.
¿De qué se trata este régimen de excepción? ¿Por qué hay algunos salvadoreños que insisten con que Bukele debería ponerle fin? ¿Qué es lo que sostiene el presidente de El Salvador?.
Los manifestantes portaron pancartas con mensajes como “no más corrupción”, “libertad para mi familiar”, “no más criminalización de sindicalistas” y “no más régimen”. Gritaban, además, consignas como “vivos se los llevaron, vivos los queremos” y “defendemos inocentes, no delincuentes”.
El coordinador del Movimiento de Víctimas del Régimen (Movir), Alfredo Mejía, dijo que el régimen de excepción, aprobado por el Congreso a petición del Gobierno tras una escalada de asesinatos atribuido a las pandillas, se ha convertido en un “régimen de represión”.
“Nosotros no tenemos libertad, porque si hablamos algo en contra del Gobierno, nos aplican el régimen, por eso es que no hay libertad”, acotó Mejía, quien defiende la inocencia de su hija, detenida en el marco del estado de excepción.