Desde enero de 2020, los cielos de entrenamiento militar en Arizona, Estados Unidos, han sido escenario de eventos insólitos: encuentros con pequeños objetos no identificados, a veces en grupos de hasta ocho; avistamientos de otros objetos volando a altitudes de hasta 36,000 pies y velocidades de hasta Mach 0.75; y hasta un dron impactando y dañando la cubierta de un F-16 Viper.
Estos eventos, reflejados en informes de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) abarcan un período de tres años. A menudo, se describen como drones, aunque muchos son realmente objetos no identificados. Marc Cecotti, periodista y colaborador de The War Zone, obtuvo más informes parcialmente censurados del Centro de Seguridad de la Fuerza Aérea de EE. UU. a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA). En la investigación hecha junto a Adam Kehoe, notaron un agrupamiento de informes sobre encuentros aéreos inusuales en el suroeste de ese estado en 2021, y desarrollaron una herramienta interactiva en línea que utiliza la base de datos pública de la FAA sobre incidentes relacionados con drones.
En Arizona se ubican bases destacadas, tales como la Luke Air Force Base y la Davis-Monthan Air Force Base. La primera se consolida como un núcleo esencial de formación para aviadores de F-35 y F-16. En contraste, Davis-Monthan hospeda escuadrones con una variedad de aeronaves, entre ellas, los A-10 Warthog y EC-130H Compass Call, y está a cargo del renombrado depósito de aeronaves militares.
Asimismo, diversas bases en la región son sedes de la Guardia Nacional Aérea de Arizona, como la Morris Air National Guard Base en Tucson. A una distancia aproximada de 140 millas al suroeste de Luke, se sitúa la Estación Aérea del Cuerpo de Marines (MCAS) Yuma, esencial para pruebas y formación, y que hospeda escuadras F-35. Varios territorios de entrenamiento con zonas aéreas limitadas en Arizona están cercanos a Luke AFB y MCAS Yuma, abarcando incluso una extensa porción de la frontera con México, como es el caso del rango Barry M. Goldwater. Además, el estado cuenta con Áreas de Operación Militar (MOA), denominadas por la FAA como Espacio Aéreo de Uso Especial (SUA).
Un avión F16 estadounidense se ve en la pista durante un ejercicio aéreo, en noviembre de 2019 (Reuters)
La creciente atención a los fenómenos aéreos no identificados (UAP) ha intensificado el interés en reportes de objetos desconocidos. La demanda del Congreso estadounidense por mayor claridad en estos asuntos se fortalece, especialmente ante alegaciones de ocultamientos por parte de David Grusch, exfuncionario de inteligencia y veterano de la Fuerza Aérea.
Arizona ha sido previamente testigo de avistamientos UAP y actividad de drones. Recordemos que en 2016, un helicóptero policial en Tucson cruzó con un dron misterioso, y en 2019, The War Zone reveló la presencia de drones en torno a la Planta Nuclear Palo Verde. También existen registros de encuentros UAP cerca de la frontera con Nuevo México, sin omitir el célebre caso de las Luces de Phoenix en 1997.
A pesar de ello, no todos los reportes entre 2020 y 2023 son significativos. El crecimiento en estos eventos podría estar ligado a drones comerciales. No obstante, hay registros por parte de la FAA y la Fuerza Aérea sobre episodios notorios, como interacciones entre aeronaves militares y conjuntos de objetos en el aire, algunos a elevaciones insólitas para drones estándar.
Por ejemplo, el 25 de marzo de 2021, pilotos de F-35s cerca de Casa Grande reportaron un “UAS blanco de gran tamaño… a 24,000 pies”. Los UAS refieren a sistemas aéreos no tripulados sin identificar. Y el 1 de marzo del mismo año, F-35s cerca de Glendale avistaron un “UAS de tonalidad azul/verde a 36,000 pies”. Es crucial señalar que la FAA proporciona reportes iniciales, sin detallar investigaciones subsiguientes. Además, muchas conclusiones en los documentos de la Fuerza Aérea están omitidas.