Papa Francisco nombra un nuevo nuncio para El Salvador

by Redacción

El Papa Francisco nombró a monseñor Luigi Roberto Cona nuevo nuncio apostólico en El Salvador. Al hasta ahora Asesor para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, lo sustituirá Monseñor Roberto Campisi, Asesor de Nunciatura en servicio en la misma Sección de Asuntos Generales.

Nacido en Niscemi (Caltanissetta) el 10 de noviembre de 1965, sacerdote desde el 20 de abril de 1990 incardinado en la diócesis de Piazza Armerina, licenciado en Teología Dogmática, Monseñor Cona entró en el Servicio Diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 2003. Ha trabajado en las Nunciaturas Apostólicas de Panamá, Portugal, Camerún, Marruecos, Jordania y Turquía, en la Sección de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado y en la Representación Pontificia en Italia. Fue nombrado Asesor de la Secretaría de Estado el 24 de octubre de 2019. Ahora será el representante del Papa en El Salvador. Al mismo tiempo, el Pontífice lo elevó a la sede titular de Sala Consilina, con la dignidad de arzobispo.

En la Secretaría de Estado, Monseñor Campisi desempeñará el papel de Asesor. También siciliano, nacido el 18 de noviembre de 1978 en Siracusa, donde fue ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 2002 e incardinado, Campisi se graduó en Utroque Iure. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 2010. Ha trabajado en las Representaciones Pontificias de Costa de Marfil, Venezuela, Italia y en la Sección de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado.

El pasado día 14, Francisco recibió a un grupo de peregrinos salvadoreños que viajaron al Vaticano para agradecer la beatificación de los mártires Cosme Spessotto, Manuel Solórzano, Nelson Lemus y Rutilio Grande, por el que el pontífice mostró, como por San Óscar Romaro, una gran devoción.

En ese encuentro, el papa manifestó que estos beatos, todos asesinados por escuadrones de la muerte en el contexto de la guerra civil (1980-1992), “son un regalo inmenso, tanto para la Iglesia que peregrina en El Saavador como para la Iglesia universal” .

Y ante ellos el papa reveló un recuerdo personal: “A la entrada de mi estudio, tengo un pequeño cuadrito con un pedazo del alba ensangrentada de San Óscar Romero y una catequesis chiquitita de Rutilio Grande, para que me hagan recordar que siempre hay injusticias por las que hay que luchar, y ellos marcaron el camino”.

Tras añadir que “el primer fruto de la muerte de los beatos fue el restablecimiento de la unidad de la Iglesia”, pidió los religiosos salvadoreños que, como estos mártires “estén, siempre de camino hacia su pueblo para identificarse con ellos, para vivir con ellos”.

Los sacerdotes Grande, Lemus y Solórzano fueron asesinados en 1977, mientras que la muerte del religioso italiano Spessoto ocurrió en 1980 y fueron beatificados en San Salvador en enero.

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